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A la búsqueda de una poética del cuerpo

Ilustracin Osvaldo Rvora
Ilustración Osvaldo Révora

Mi deseo es encontrar una poética del cuerpo y no sólo la anatomía.

Lo corporal nombra un estar, un nivel, una mirada y las llamadas terapias corporales se refieren a un campo disciplinario especializado, es decir, a un saber y a un quehacer que delimitan un marco teórico y conceptual, un objeto de estudio: el cuerpo y además los instrumentos para abordarlo.

Los trabajos corporales, las terapias corporales, se refieren a este campo. La mirada corporal, el pensamiento corporal, la lógica de las sensaciones, enuncian los estilos de lo corporal. De este modo, lo corporal no es constituyente de las técnicas corporales, sino de la  manera como se encarnan los más variados saberes. Así en métodos como la eutonía, Feldenkrais, la antigimnasia, Mathias Alexander, yoga y otras.

Lo que da el estilo de la encarnadura está en una tensión fértil que empuja hacia tres polos: los perceptos (nuevas maneras de ver y escuchar), los afectos (nuevas maneras de sentir) y los conceptos (nuevas maneras de pensar). Para que el circuito permanezca abierto, para que los conceptos se muevan y sean movidos por los  afectos y perceptos y los perceptos por los conceptos y afectos, será preciso un  cuerpo vibrátil, sensible a lo imperceptible y que resuene con lo humano en toda su complejidad.

1(S)Corporeidades que son devenires()S)


Cuando orientamos la atención hacia el cuerpo, hacia sus sensaciones, y nos hacemos conscientes del cotidiano vivir de la sensibilidad, notamos que bullen multiplicidad de estados.

Los estados son las formas del estar siendo de las sensaciones, huellas de la existencia. Fugacidades. Así conectamos con sensaciones de frío, dolor, ardor, presión, y a veces, no siempre, descubrimos que las sensaciones van modificándose.

 Ahora el dolor se trasladó un milímetro más adentro, más afuera, el frío se hizo menos frío, el ardor desapareció, la presión de algunas ropas se modificó con los movimientos. Pero seguimos diciendo: qué frío, me duele aquí, me aprieta allá, como si se tratase de sensaciones idénticas en el transcurso del tiempo, y no de la manera de estar en las sensaciones según ciertos estímulos internos, externos,  que están en el medio.

2

Un Borges sensible

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Decía nuestro gran Jorge Luis: "Cuando nos anonada la desdicha, durante un segundo nos salvan las aventuras ínfimas de la atención o de la memoria".

Ínfimas. No dice que te enrosques en los recuerdos significativos, que hagas un esfuerzo por prestar atención a los hechos que marcaron tu vida. Tal vez se trate de sensaciones marginales, fugaces, de poca relevancia para tu historia oficial, un vaho que desdibujó tus contornos, un ladrido lejano que te desorientó, una fotografía encontrada sin que la hayas buscado.

La conciencia de la fragilidad hace fuerte al ser humano. Hay enfermedades que si no te matan son crisis de crecimiento y no es fácil aceptar esta forma de crecer, pero ¿quién dijo que la mano venía fácil? Ni la mano ni el pie ni la pelvis ni el pecho ni la espalda ni la cabeza vienen fáciles. Estos son tiempos en los que es bueno reinventar la salud.

Hay algunos seres para quienes la tristeza tiene una fuerza, una vitalidad, una intensidad que no tienen algunas alegrías. Se trata de seres sensibles, a quienes les afecta el mundo en el que viven. Seres de salud vibrante pero precaria, endeble. Poetas, artistas, filósofos de la vida, que lo son sin saberlo.

Los cuerpos tienen líneas de fuga, flujos energéticos descarriados, modos creativos de atravesar el malestar, que son controlados por diversos estamentos: educativos, médicos, religiosos, jurídicos. Pero esos flujos escapan al control cuando se hacen imperceptibles, micromovimientos que el ojo del Gran Hermano no alcanza a captar.

3

De Pessoa a Deleuze


Sigo repitiendo con Gilles Deleuze que la sensación es una pregunta aunque el silencio responda. Encontré en Fernando Pessoa un pensamiento similar al de Deleuze: "Nuestras sensaciones pasan, ¿cómo poseerlas pues? ¿Posee alguien un río que corre, pertenece a alguien el viento que pasa?" Sólo la sensación puede decir: tengo un cuerpo.

4

De síntomas


Cuando el físico Ilya Prigogine postula su teoría del caos, utiliza una fórmula que se fue repitiendo en varias disciplinas: "El aleteo de una mariposa en Pekín puede producir, un mes después, un huracán en Texas". Así pienso lo que nos sucede con algunos síntomas. Qué bueno sería registrar el aleteo cuando se introduce en nuestros cuerpos, y estar preparados para la llegada del huracán. Por lo general esto no sucede así. Lo habitual es encontrarnos ya con el huracán y luego rastrear por dónde anduvo el aleteo.

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Un lúcido Barthes

Otro pensamiento corporal complejo es el de Barthes en "La cámara lúcida": "Como Spectator sólo me interesaba por la fotografía por sentimiento, y yo quería profundizarlo no como una cuestión (un tema), sino como una herida: veo, siento, luego noto, miro y pienso".

¿Entonces, habría que hablar de predominio de modalidades? Escuchas visuales, miradas olfativas, pensamientos que hieren la piel.¿Qué tormento y qué alivio esto de la complejidad?


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