Argentina
This article was added by the user . TheWorldNews is not responsible for the content of the platform.

"¡Ah, pero Trump!": en EE.UU. también los economistas del gobierno hablan de la herencia recibida

Economía de No Ficción. En Washington, como aquí, se pone el foco en las condiciones al empezar la gestión.

El ex ministro de la cartera económica de Raúl Alfonsín, Juan Sourrouille, solía decir que “en Economía no hay beneficio de inventario”. La mochila que se carga hasta el final del recorrido como funcionario se acepta llevar, y nadie reconocerá el esfuerzo independientemente de si le toca corregir el desarreglo de un antecesor suyo.

De otro modo, algo similar expresaba el ex secretario de Estado norteamericano, Henry Kissinger, cuando decía que “los problemas heredados por un gobierno, si al año no los ha solucionado, son sus problemas”. A hacerse cargo.

En ese sentido, sorprendieron en la semana las palabras de Yanet Yellen, la secretaria del Tesoro, equivalente al cargo de ministra de Economía de Estados Unidos, quien lanzara críticas contra sus predecesores durante el gobierno de Donald Trump. Fue al día siguiente del encuentro entre Alberto Fernández y Joe Biden en el Salón Oval del miércoles pasado.

“Cuando el Presidente y yo asumimos el cargo en enero de 2021, heredamos un aparato de estabilidad financiera en el Tesoro que había sido diezmado -arrancó Yellen en un conferencia el jueves pasado-, entré y encontré un equipo en el Consejo de Monitoreo para la Estabilidad Financiera (N.E.: FSOC según sus siglas en inglés, un órgano estatal) que tenía menos de un tercio del tamaño que tenía cinco años antes. En 2016, los equipos de política, análisis y operaciones del FSOC contaban con el personal completo. Para 2021, el equipo de análisis había sido eliminado. Este equipo, en colaboración con los reguladores financieros, fue responsable de ayudar a monitorear el riesgo sistémico. Esto significó que entramos en la crisis de la pandemia sin el personal que necesitábamos para monitorear los riesgos para la salud del sistema financiero”.

Las palabras de Yellen se enmarcan en un contexto de crisis financiera. Semanas atrás, Estados Unidos atravesó una corrida en dos bancos regionales, el Silicon Valley Bank y otra entidad llamada Signature, cuando enfrentaron al mismo tiempo un retiro masivo de sus depósitos y el gobierno de Estados Unidos se vio obligado a anunciar el mismo fin de semana que no solo respaldaba el tope de US$250.000 de garantía para las cuentas a la vista ya establecido de antemano, sino también ahora lo extendía para los depósitos superiores a ese monto. Washington brindó 100% de cobertura a ahorristas y grandes depositantes.

La medida fue criticada fuertemente por los republicanos y economistas conservadores que sin distinguir entre clientes y dueños de bancos, directamente se oponen al rescate de las entidades en su conjunto como ocurrió en la crisis de Lehman Brothers en 2008-2009.

Yellen se dirigió de este modo en la Asociación Nacional de Economía Empresarial, que le entregó un premio en memoria del ex presidente de la Reserva Federal, Paul Volcker. Nota al pie: antes de ser designada secretaria del Tesoro, Yellen había servido en distintos cargos de la Reserva Federal, incluida su presidencia durante el gobierno de Barack Obama. La economista recordó que, como ella, Volcker se había desempeñado en ambos organismos, en la autoridad monetaria y en el Tesoro. Como subsecretario del Tesoro para Asuntos Monetarios desde 1969 a 1974, Volcker estuvo al frente de la trinchera cuando se devaluó el dólar, cayó el sistema monetario de Bretton Woods y el mundo pasó de tipos de cambio fijos a flotantes. Kissinger estaba allí.

“En los últimos dos años, hemos duplicado el tamaño de nuestro personal de FSOC”, cerró Yellen, diferenciándose todavía más de Trump.

Yellen fue titular de la Reserva Federal cuando el ex presidente, procesado el jueves por un delito sexual, ingresó a la Casa Blanca y en lugar de renovarle el cargo decidió reemplazarla por el actual titular de la Fed, Jay Powell.

“No entiende nada de economía” , dijo la economista unos años atrás sobre Trump en una entrevista en la NPR. “Dudo que sea capaz de decir que las metas del banco de pleno empleo y estabilidad de precios son objetivos asignados a la Fed por el Congreso”. Puso como ejemplo las declaraciones que había hecho de tener un superdólar, afirmación que le valió críticas por pretender manipular el tipo de cambio, algo penado en los mercados desarrollados. En Miedo, el libro sobre Trump del premio Pulitzer y ex periodista del The Washington Post, Bob Woodward, se retrata a un mandatario que creía saber de economía más que los economistas a su lado.

Biden, hoy desafiado por la inflación —desde que asumió el salario promedio cayó en términos reales—, parece desoir la regla Kissinger, según la cual, los problemas con la economía serían de su incumbencia y no de la de su antecesor ya que transcurrió más de un año en el cargo. En la Argentina, en cambio, ocurre hace tiempo. El kirchnerismo hace referencia de manera crítica a las condiciones iniciales que recibió del gobierno de Mauricio Macri para justificar sus decisiones. Y los de Juntos por el Cambio responden irónicamente con el ‘Ah, pero Macri’.

¿Se viene en Estados Unidos el.. ¡ah pero Trump!?