Argentina
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Angelotti y los tres acusados de conformar una red de abuso de menores fueron trasladados a una cárcel federal

Marcelo Corazza, el ganador de la primera edición de Gran Hermano que está imputado en una causa que investiga una red de abuso de menores, fue trasladado este jueves a una cárcel del Servicio Penitenciario Federal (SPF). Fuentes oficiales confirmaron que su destino sería el penal de Ezeiza, mientras que Andrés Charpenet sería llevado al penal de Marcos Paz.

Todavía buscaban cupos para Mermet y Angelotti. Allí cumplirán con la detención, al menos hasta que les confirmen la prisión preventiva o definan su situación procesal.

Angelotti es de General Rodríguez pero estaba instalado en la ciudad de Oberá, en Misiones. Está acusado de ser jefe de la organización que captaba, corrompía y prostituía a niños y adolescentes.

Misionero Francisco Angelotti- Red de abuso de menores 

Lo mismo Charpenet y Mermet, detenidos en Pacheco como autores del delito de abuso sexual y corrupción de menores.

El actual productor de GH está acusado de ser «cliente» de esta organización que captaba chicos para ser explotados y abusados por otros adultos.

Una de las víctimas señaló a Corazza por un abuso en 2001, poco después de que ganara la primera edición de Gran Hermano. El niño tenía 11 años y Corazza 30.

«Quiero decir que no tengo nada que ver con esto; estoy pasando por el peor momento de mi vida; no puedo creer que esté pasando», dijo el productor de Telefe al negar su participación, según informaron fuentes de la causa a Télam.

Y agregó, antes de negarse a responder preguntas del juez: «Desconozco a las personas que me nombraron. Mis abogados me sugirieron que no declare hasta poder ver bien la causa. Tengo familia, un sobrino nieto, un ahijado de trece años y me da asco todo lo que escuché».

«No puedo creer que puedan llegar a leer todo esto. Nunca en mi vida tuve una relación con un menor de edad, no se me ocurriría, por Dios», completó.

El caso reactiva un debate sobre cuándo prescriben los delitos contra la integridad sexual infantil, un pedido de sobrevivientes de agresiones en la infancia que hace tiempo exigen que sean considerados imprescriptibles.

Corazza fue trasladado en la mañana de este jueves desde Barracas, donde estaba alojado, hasta la alcaidía de Tribunales, donde lo esperaba un vehículo del Servicio Penitenciario Federal (SPF) que lo llevaría al penal de Ezeiza en medio de un fuerte operativo policial.

La investigación
Todo gira alrededor de Angelotti Notarbartolo, un comerciante misionero de Oberá que intercalaba viajes a Buenos Aires con niños que traía con engaños y regalos.

En la casa de su madre, una quinta de General Rodríguez, alojaba (y lo hacía hasta la la semana pasada) a niños y adolescentes a los que les prometía viajes, ropa, trajes para la fiesta de egresados, trabajo y hasta vivienda.

A cambio, los manipulaba para abusar de ellos y para entregarlos a otras personas a cambio de dinero, según la acusación que se les dio a conocer entre martes y miércoles. Alardeaba en conversaciones telefónicas sobre sus víctimas y los llamaba «el chiquitín», «gurisito» y «cachorrito».

«La primera vez fue en la parte trasera de la camioneta que tenía estacionada en el mismo parque», recordó el joven y también habló de «temor, incertidumbre e incapacidad de decir que no».

Los abusos se extendieron durante más de tres años, «principalmente los fines de semana porque entre semana iba a la escuela». Adentro del auto, estacionados en alguna esquina oscura y en albergues transitorios que les permitían el ingreso a niños acompañados de adultos en la Ciudad de Buenos Aires.

El hostigamiento era tanto y la manipulación tan perversa que Angelotti acompañaba a su víctima hasta las clases de teatro. Allí conoció a otro de los denunciantes, a quien también abusó entre 2001 y 2003 cuando tenía entre 12 y 15 años.

«Asco y ganas de vomitar», recordó la segunda víctima sobre las agresiones a las que era sometido a cambio de una remuneración económica. Fue él quien abrió la trama a una red de pedófilos con su testimonio: en una oportunidad, Angelotti lo trasladó a un estacionamiento del Conurbano en el que lo atacó un grupo de hombres de entre 50 y 60 años. «El único recuerdo que tuvo es estar arrodillado y todos ellos rodeándolo», declaró. Tenía 13 años.

Fuente: Clarín 

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— misionesonline.net (@misionesonline) March 22, 2023

Red de abuso de menores