Es en Mar del Plata. La máquina es de tecnología alemana, ensamblada en Brasil y financiada con un préstamo del Banco Nación.
"Ahora comienza a ocurrir lo que se conoce como la reacción de Maillard", se entusiasma el gerente de planta mientras invita a percibir los aromas que van surgiendo de los granos de café a medida que van recibiendo calor. Crudo, verde, del grano no se desprende absolutamente nada de toda esa potencia que, minutos después, tostado, surge en aroma, color y sabor. "Está en su punto", celebra cuando finaliza el proceso, algo que aquí no es nuevo: pioneros, hace 81 años que Cabrales produce café de especialidad. Solo que ahora lo hacen con tecnología de avanzada.
Tanto es así que Martín Cabrales asegura que pasaron "de tostar con un Fitito a hacerlo con un Rolls-Royce” para graficar millonaria inversión que el grupo familiar que dirige Cabrales S.A. hizo en la planta que funciona en el Parque Industrial de Mar del Plata. Se trata de la incorporación de un innovador equipamiento de tecnología alemana con el que modernizan y optimizan el proceso de tostación de café.
El cambio, a partir de la instalación de una tostadora Probat “Promundo 2000”, acarrea además la reducción del consumo energético y de las emisiones gaseosas, lo que convierte el proceso en sustentable con el medio ambiente.
Brinda ostensibles mejoras en la capacidad de producción, que aumenta un 30%, unos 2.500 kilos de café por hora, y "nos da una bebida más pareja, de mejor calidad, que tiene empatía con el consumidor y nos permite mantener los estándares de calidad que pretendemos, los valores de Cabrales, que son innovación y calidad, de lo que estamos hablando".
La inversión fue de US$ 1,5 millones que tomaron con un crédito del Banco Nación, "es otra muestra de nuestra confianza en el país", contó el empresario marplatense a Clarín, junto a su hermano Germán.
"Para que estas cosas sucedan es necesario generar un marco con condiciones de estabilidad, seguridad jurídica y políticas a largo plazo que animen a las empresas a realizar inversiones y, en nuestro caso, nos permite fortalecer la oferta productiva y seguir acercando un producto innovador a los consumidores”.
La flamante tostadora, de la misma marca que ya se usaba en planta, se ensambla en Curitiba, Brasil, de donde llegó Georgia Franco de Souza, maestra tostadora especializada, referente de la industria y multipremiada a nivel mundial. De Souza fue una de las primeras juezas brasileras certificadas en el WBC (Campeonato Mundial de Barismo); hoy trabaja junto a los tostadores de Cabrales.
"Es tecnología de punta, lo que se usa en el mundo, no tenemos nada que envidiar a nadie. La tostación que se realiza en Estados Unidos, en Francia o en Suiza, se hace con este tipo de máquinas", explicó el empresario: "Nuestro objetivo es brindarle al consumidor cada vez mayor calidad".
Lo que para muchos hoy es "moda, tendencia", lo inició el inmigrante asturiano Antonio Cabrales Vega. "Mi abuelo, hace 81 años, fue el primero en el país que empezó con lo que hoy se conoce como café de especialidad, porque como se sabe, aquí se toma torrado, que es el agregado de azúcar en el proceso de elaboración de café. No hemos parado en todo este tiempo: de aquí salen el café tostado colombiano con el emblema de Juan Valdez; de Perú, de Brasil, certificados por sus gobiernos, entre otros café de especialidad".
El proceso no comienza en el país; aquí no se produce café. Cabrales selecciona y compra a pequeñas y medianas fincas en países productores los granos crudo, lo importa, y en su planta marplatense "dedicada 100% a la produccion de café", se tuesta, se seca, envasa y sale al mercado.
En el mercado gastronómico, solo en bares y confiterías del país "Cabrales está en 170 a 175 millones de pocillos de café por año", explicó Germán Cabrales: "Nuestra responsabilidad es mejorar la experiencia en la casa, en el pocillo, y para eso debemos tener los procedimientnos estandarizados, saber a quién se le compra, cómo, los cuidados para obtener las certificaciones que tenemos de los distintos países. "Es muy apasionante", sostuvo.
"El accionista decide reinvertir sus dividendos: una empresa para poder reinvertir tiene que ganar porque la generación de riqueza es lo único que combate a la pobreza. Nosotros tenemos que invertir para ganar, y para ganar tenemos que ser competitivos", argumentó Martín
No soslayó la realidad del país y analizó la caída del consumo. "Todos tenemos el bolsillo más apretado, con la inflación el poder adquisitivo se va erosionando, una realidad a la que nadie escapa. Espero que a a mediano y largo plazo vayan mejorando, no nos olvidemos que en los 90 hubo inflación cero. Hoy cuesta creer en la moneda argentina, las próximas administraciones deben conseguir que los argentinos volvamos a tener confianza en nuestra moneda y nosotros, los empresarios, invirtamos cada vez más".
