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Claudia Piñeiro y su nueva ficción: "¿Qué les proponemos a los que pasan por la cárcel cuando recuperan la libertad?"

“Tenés que retomar el personaje de Inés”, o algo por el estilo le habrá dicho el escritor Guillermo Martínez a su amiga la escritora Claudia Piñeiro sobre la protagonista de Tuya, cuando él volvió de dar clases en una universidad estadounidense y entre los libros de autores latinoamericanos que propuso incluyó aquella novela de Claudia publicada en 2005, el mismo año en que la autora se consagraría ganadora del Premio Clarín Novela por la celebrada Las viudas de los jueves

“¿Te parece? ¿Un personaje que terminó en la cárcel? ¿Cómo hago? ¿Una historia en la prisión?”, se preguntó Claudia y también se respondió: “Es un mundo que no conozco mucho”. Entonces Martínez la alentó así: “Hacés como Patricia Highsmith con Ripley: todos sabíamos que era un asesino, pero todos queríamos conocer su siguiente aventura”. Bueno, claro, qué genial, se rió Claudia y ahí quedó el tema.

O más bien el tema quedó ahí solamente hasta 2020, hasta la pandemia, momento en que, confinamiento mediante, a la escritora le sobrevino la duda: ¿y si retomara en serio el personaje de Inés? Averiguó si una mujer encarcelada por asesinato –en Tuya Inés mata a la amante de su marido– podía quedar en libertad 15 años después. Sí, sí podía.

"Me pregunté qué pasaría con esta mujer si sale hoy al mundo, a un mundo que cambió tanto al que ella conocía", plantea Claudia Piñeiro. Foto Martín Bonetto
"Me pregunté qué pasaría con esta mujer si sale hoy al mundo, a un mundo que cambió tanto al que ella conocía", plantea Claudia Piñeiro. Foto Martín Bonetto

Inés sale de la cárcel, monta MMM, una empresa de fumigación, con su amiga la Manca y se dedica a fumigar en casas cualquier tipo de bichos menos moscas. Hasta que recibe una propuesta indecente: la excéntrica señora Bonar, exitosa productora de televisión, quiere comprarle veneno para… matar a la amante de su esposo. Al menos eso es lo que ella dice. Y quién como Inés para entenderla.

Otra cosa que hizo Piñeiro durante la pandemia fue anotarse en un curso de, atención, “Entomología Forense”. ¿Y eso? Nada de masa madre ni cómo preparar pastelitos. A Claudia le intrigaba puntualmente el uso de las moscas –sí, moscas– como material científico a la hora de resolver muertes dudosas: a partir de distintas variables (tipo de mosca, huevos que pone, etc.), estos insectos ayudan, por ejemplo, a determinar fecha y lugar de muerte.

Y entre la Inés de Tuya, las moscas, la entomología y los feminismos, Piñeiro, que habló con Clarín Cultura, escribió una novela, El tiempo de las moscas, recién llegada a las librerías.

"El tiempo de las moscas", de Claudia Piñeiro (Alfaguara, $3.999 papel y $1.489 ebook).
"El tiempo de las moscas", de Claudia Piñeiro (Alfaguara, $3.999 papel y $1.489 ebook).

–Encontramos una Inés que de machista pasó a, como suele decirse ahora, deconstruida.

–Me pregunté qué pasaría con esta mujer si sale hoy al mundo, a un mundo que cambió tanto al que ella conocía. Era una mujer muy conservadora, que decía unas cosas que de tan machistas te causaban gracia. Ahora no. El mundo cambió y ella también tiene que haber cambiado porque estuvo 15 años presa, rodeada de mujeres.

Ella aspiraba a una familia ideal pero su única relación era con su marido porque ni con su hija hablaba. Era todo apariencias. Ella dice en un momento: “Yo sabía ser mujer y ahora ya no sé”. Eso me parece interesante: una mujer que quedó dormida durante tanto tiempo y cuando se despierta el mundo cambió.

–Se despierta en la cárcel, digamos.

–Imaginamos que hizo ese camino en la cárcel, con su nueva gran amiga y con las relaciones que hizo con sus compañeras en prisión. Digamos que aprendió. Ella todavía tiene unos paréntesis donde dice algunas cosas que muestran que no está convencida del todo, pero trata de adaptarse, es una mujer pragmática.

–En la novela, incluís epígrafes de Medea, aquella tragedia de Eurípides donde ella, herida de celos ante el segundo matrimonio de su esposo Jasón, decide matar a su rival y a sus propios hijos para vengarse. También incluís un coro de mujeres que debate cada tema espinoso de la historia, ¿cuál es tu búsqueda?

–Dramatúrgicamente, el coro me servía a la manera del coro griego, la comunidad comentando lo que sucede en ese drama. Acá es lo mismo y en ese comentar lo que va pasando aparecen distintas posiciones de lo que sucede en el feminismo. Hay como una suerte de revisar hacia adentro. En “Tuya” era ver cómo era Inés con respecto al marido. Acá es revisar hacia adentro del movimiento de mujeres.

Afiche del film "Tuya", basado en la novela homónima de Claudia Piñeiro.
Afiche del film "Tuya", basado en la novela homónima de Claudia Piñeiro.

–Uno de los grandes temas que aparecen es el de la maternidad. Inés dice: “Soy una mujer que parió a una persona, pero no soy una madre”. Parir no la hace necesariamente madre. Y encuentra una vacancia en el lenguaje, no lo puede expresar de otra manera.

–Ella busca todo el tiempo cómo nombrarse a sí misma justamente porque no encuentra cómo hacerlo. Ella no se siente madre, es consciente de que no ejerció la maternidad o no la ejerció bien o no dentro de los parámetros esperables según el mandato de lo que es una maternidad. ¡Los alemanes encontrarían una palabra seguro!

Pero desde el lenguaje falta esa palabra, hay un hueco ahí. Por eso el libro está dedicado a mi hija y a todas las hijas, por este vínculo tan complicado entre madre e hija, hay muchas formas de ser madres e hijas. Y durante mucho tiempo nos enseñaron que solo se puede ser madre e hija de una sola manera.

Lo que plantea el libro justamente cuántas maneras distintas puede haber. Lo mismo a la inversa, eso del amor maternal o del amor filial solo por el vínculo.

–Inés dice: “La maternidad no puede ser cadena perpetua”. Ella, que estuvo presa 15 años, piensa la maternidad como una prisión.

–Es que es también un vínculo que no tiene escapatoria. Uno se puede cansar de estar en pareja con una persona, se puede cansar de una amistad, pero de la maternidad no te podés cansar. Y a lo mejor hay mujeres que están cansadas y aman a sus hijos igual, pero están cansadas.

Se hace muy larga la función materna, con mujeres muy activas en otros aspectos, entonces tenés que repartir demasiado tu tiempo entre muchas cosas, porque todavía no termina de repartirse del todo, si bien es cierto que ahora muchos hombres son más colaboradores que antes, sigue habiendo un peso mayor en la mujer.

"Me interesan estos personajes que están en un gris, ver hasta dónde pueden llegar", señala la escritora. Foto Martín Bonetto
"Me interesan estos personajes que están en un gris, ver hasta dónde pueden llegar", señala la escritora. Foto Martín Bonetto

–¿Por qué las moscas?

–Cuando empecé a pensar el planteo de Guillermo (Martínez) fue la época de la pandemia que todo el mundo se anotaba en cursos de muchas cosas. Y justo María Esperanza Casullo, una politóloga de la Universidad de Río Negro, tuiteó sobre un curso de una científica, que era abierto a la comunidad sobre “Entomología Forense”, que es el estudio de los insectos aplicados a develar cuestiones relacionadas con los crímenes.

Me interesaba más que la masa madre y me anoté. Es fascinante: si hay un cuerpo degradándose, las moscas dan información. Si aparecen larvas es una cosa, si la mosca es exótica es porque el cuerpo fue trasladado, hay de todo. Eso de los insectos vinculado con la criminología me pareció fascinante y pensé esto es algo que le puede interesar a Inés como me interesó a mí, porque ella de algo tiene que vivir al salir de la cárcel.

Se me ocurrió de esto de que tuviera una empresa fumigadora. Pero como ama a las moscas y como las moscas en definitiva no hacen daño entonces no fumiga moscas y es experta en ellas.

–No fumiga moscas, pero sí otros insectos. De alguna manera sigue matando.

–Sí. Y las moscas además están relacionadas con el coro de mujeres, que va diciendo cosas.

–Ella vende un veneno a sabiendas de que es para matar a alguien. Asegura que no le importa a quién, aunque luego veremos si es tan así.

–Me interesan estos personajes que están en un gris, ver hasta dónde pueden llegar. Recuerdo hace unos años que el capítulo más visto de la serie Betty, la fea no fue cuando se dio el beso con el galán, sino cuando ella tiene en un momento la oportunidad de quedarse con un dinero de la empresa. Ella lo piensa bastante tiempo y duda.

Quería expresar eso: tengo esta oportunidad, qué hago. Por lo menos, reconozcamos que quiero pensarlo y después tomo la decisión. Además ella necesita ese dinero por una buena causa. Pero también se plantea el qué hubiera hecho de no tener una buena causa.

–¿Pensás que puede haber alguna recepción polémica?

–A los hombres de mi alrededor que la leyeron les encantó y se rieron. Además también nos reímos de nosotras mismas, espero que se pueda leer como una historia de dos mujeres, tipo una road movie de Thelma Louise en el Conurbano.

Una vez me pasó con Las viudas de los jueves que un hombre me dijo: “La leí gracias a la insistencia de mi mujer, porque con ese título cómo se te ocurre que un hombre va a leer está novela”. Cuando es una historia entre padre e hijo, nosotras lo incorporamos naturalmente, no nos quedamos afuera. Acá, una historia que involucra una madre y una hija, pareciera que sí. Igual de a poco va cambiando.

Lo que sucede muchas veces es que muchas personas no leen el libro y leen un extracto, una frase o un comentario y empiezan a criticarte sin saber si es verdad o no. Y entonces puede ser que unos cuantos se molesten porque las redes son así.

–¿Te molesta?

–Me perturba, pero hay que sobreponerse porque eso es lo que hace permanentemente el fascismo para que no hables. ¿Voy a escribir una novela y no dar ninguna nota para que no me critiquen? No.

–¿Cómo te llevas con las redes?

–Las uso hace mucho y hace tiempo que empiezo a decir únicamente lo que es imprescindible decir, tratás de cuidarte, porque cualquier cosa que decís, te agreden. Digo me puse zapatillas blancas te agreden; me puse zapatillas naranjas, te agreden.

Parece que hay un grupo que te está esperando ahí para agredirte con cualquier cosa. Sobre todo en Twitter, que es la red más violenta. Todos los días hay una mujer agredida por algo que dijo. Es una herramienta para censurar voces, para que determinados personas dejen de comentar la realidad. Y yo denuncio las cuentas pero para Twitter nunca son amenazas.

Octubre de 2005. Claudia Piñeiro gana el Premio Clarín Novela con "Las viudas de los jueves".
Octubre de 2005. Claudia Piñeiro gana el Premio Clarín Novela con "Las viudas de los jueves".

–Estás leyendo “Una guía sobre el arte de perderse”, de Rebecca Solnit. Su voz aparece en el coro, como el de otras autoras reconocidas como Marguerite Duras, Vivian Gornick, Rita Segato. ¿Qué buscabas?

–Me parecía bueno que en el coro de mujeres hubiera voces conocidas y no conocidas y que esas voces conocidas, que tienen el asterisco para que todos sepamos quiénes son, estuvieran ahí mezcladas en la asamblea, de igual a igual, levantan la mano, se anotan y hablan, que es como son las asambleas de mujeres, más transversales.

Cuando fue el tema de la ley del aborto me llamaba algún político que me decía “quiero hablar con la jefa del movimiento de mujeres” y es que no hay una. Pero “quién es la que manda”; no, no hay una, es una asamblea o son grupo de personas que vienen trabajando desde hace tiempo, eso es una manera de hacer política en el mejor sentido, tipo asamblea, y es algo muy femenino.

Los hombres son más de la pirámide de poder, del verticalismo. Esta semana, por ejemplo, tenían que votar en Diputados la Ley de Humedales. Estaba para salir. Y llegó el llamado por teléfono y no salió. Ahora de nuevo hay que remontar esta ley. Esa forma de hacer política es bastante masculina, dicho en términos generales.

–Este coro tiene la valiosa característica de presentar casi todas las posturas respecto a los temas ríspidos del feminismo. Por nombrar algunos: si una mujer mata por odio a otra mujer, ¿es un femicidio o la figura les corresponde solo a los hombres? El coro lo debate. ¿Las trans deben o no formar parte del feminismo? El coro plantea el sí y el no en todos los temas.

–Justamente porque es muy difícil llegar a consensos. En Latinoamérica, el movimiento trans, en general, sí forma parte del feminismo, aunque hay feministas que lo cuestionan.

En Europa, directamente son dos movimientos separados, el 8 de marzo, hacen dos marchas. Y tenemos que ver cuáles son las cosas importantes en Latinoamérica: tenemos que luchar contra cosas tan tremendas como que nos matan, como que en muchos países todavía no hay aborto, contra la violencia de género.

Ni se nos ocurre decir que el movimiento trans tiene que estar afuera del colectivo feminista. En esta historia que anda por esos lugares, había que tomarlo. Al principio, no iba a dar esa discusión en el coro y después me pareció que era un poco cobarde no darla porque al fin y al cabo es una discusión que está.

Para Claudia Piñeiro, "ni se nos ocurre decir que el movimiento trans tiene que estar afuera del colectivo feminista". Foto Martín Bonetto
Para Claudia Piñeiro, "ni se nos ocurre decir que el movimiento trans tiene que estar afuera del colectivo feminista". Foto Martín Bonetto

–Sigamos con temas difíciles. Inés mató a otra mujer. ¿Qué lugar le cabe en la sociedad a una asesina que cumple su pena y sale en libertad?

–No sé cómo se va a leer la novela. Rápidamente creo que se va leer por el lado de la maternidad y alguna cosa más. Sin embargo, ese tema es crucial: ¿qué les estamos proponiendo a las personas que pasan un tiempo privadas de libertad para cuando la recuperan?

Se supone que para cuando son libres y cumplieron su condena, deberían poder ser como cualquier otra. Pero no sucede. Si yo organizo una cena con muchas personas y a una la presento como “acaba de salir de la cárcel” estoy segura de que a muchos les va a dar escalofríos. La sociedad, en general, siente un rechazo por estas personas.

Pero se supone que están dentro de la ley, si no lo aceptamos es como que es todo una mentira. El sistema carcelario argentino es un sistema que no ayuda, habrá excepciones, pero en general se la pasa pésimo en las cárceles. Entonces no hay posibilidad de rehabilitación porque la pasan muy mal adentro.

Y todos nos creemos excelente ciudadanos y sin embargo, tenemos estos prejuicios. Inés y la Manca tratan de hacer una vida lo más normal posible, pero no le andan diciendo a todo el mundo “estuve en la cárcel”.

–Las posibilidades que da la literatura.

–La literatura abre preguntas para las que a lo mejor no tengo respuestas. Pero me parece que es importante hacerlas. Estas personas, ¿tienen segundas oportunidades? Es un tema que no tenemos tan presente.

–Si bien no es el tema principal de la novela, en un momento aparece el suicidio, no como eutanasia para casos terminales, sino como la voluntad de una persona de no vivir más porque no soporta un dolor emocional. Un gran tabú, casi no se lo puede mencionar.

–Me gusta trabajar sobre la incomodidad, ¿qué pasa con una persona que no soporta más la vida? A mí siempre me gusta el tema de poder decidir sobre el cuerpo de uno mismo, sea el aborto, el suicidio o lo que sea. La pregunta de si alguien no quiere seguir más con su vida porque la está pasando muy mal, porque tiene un dolor emocional muy fuerte, ¿no tiene derecho a disponer de su vida?

"Tuya", de Claudia Piñeiro (DeBolsillo, $1.299 papel; $600 ebook). Publicada en 2005, ahora tiene su continuación en "El tiempo de las moscas", que de todas maneras puede leerse de forma independiente.
"Tuya", de Claudia Piñeiro (DeBolsillo, $1.299 papel; $600 ebook). Publicada en 2005, ahora tiene su continuación en "El tiempo de las moscas", que de todas maneras puede leerse de forma independiente.

Piñeiro Básico

  • Por su obra literaria, teatral y periodística, ha obtenido diversos premios nacionales e internacionales, entre otros el Premio Clarín de Novela, el Premio LiBeraturpreis, el Premio Sor Juana Inés de la Cruz, el Premio Rosalía de Castro del PEN (Club de Poetas, Ensayistas y Narradores de Galicia).
  • También el Premio Pepe Carvalho del Festival Barcelona Negra, el Premio Dashiell Hammett de la Semana Negra de Gijón, el Premio Negra y Criminal del Festival Tenerife Noir, el Premio Best Novel del Festival Valencia Negra y fue finalista del International Booker Prize 2022 con la traducción de Elena sabe al inglés.

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