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El desafío de poner un tope a los precios pero no a los pesos

Una economía desarticulada no genera noticias virtuosas. Las definiciones que toma el Gobierno para fortalecer el complejo proceso de normalización que tiene por delante siempre son la contracara de una restricción. Cuando vemos un resultado fiscal positivo, también tenemos una inflación que erosiona partidas sensibles. Y si la balanza comercial exhibe un saldo algo más activa, es producto casi excluyente del freno de mano aplicado a las importaciones.

Algo parecido sucederá con la segunda etapa del dólar soja, que comenzará a regir desde hoy hasta fin de diciembre con un valor de $ 230. Su anuncio es una buena noticia para la industria y los fabricantes que necesitan traer insumos críticos, porque le permitirá al BCRA acumular más reservas y hacer, junto a los u$s 5000 millones del swap de China que se activarán en diciembre, colchón para el verano.

Esa es, por lo menos, la aspiración de las grandes empresas que hacen fila ante los funcionarios que influyen en el comité de seguimiento del SIRA (Comercio, AFIP-Aduana y el Central), aunque deberán esperar que transcurran algunos días para ver si esa percepción es cierta o es una simple ilusión. Las mineras, por lo pronto, han recibido señales más positivas sobre la reanudación del flujo de divisas. Es que su rol como aportante de divisas le da otro peso en la mesa.

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Las alimenticias, en cambio, son más escépticas. Quieren ver si el dólar soja será utilizado efectivamente como colchón para abastecer a los importadores, o si el BCRA se quedará con ese lote de divisas hasta fin de año, hasta conseguir la aprobación final del FMI de las metas del cuarto trimestre.

A los productores de alimentos les preocupa este frente, pero también el hecho de que los costos siguen su curso mientras tienen que cumplir el congelamiento acordado con el Ministerio de Economía. Además de los casi 1800 bienes que no tendrán aumentos autorizados en ese período, todas las demás categorías (más de 30.000) podrán aumentar hasta marzo solo 16%. Los consultores privados creen que será muy difícil que en ese lapso la inflación acumule menos de 20%.

La incertidumbre tiene que ver con la dinámica monetaria, ya que los pesos que tendrá que emitir el BCRA para comprar los u$s 3000 millones a $ 230 prometidos por los exportadores agregarán presión a la brecha cambiaria. Aunque un tercio de esos $ 700.000 millones quede en el fisco como retenciones y el resto sirva para pagar créditos y gastos de siembra, no se necesita tanto dinero para agitar a un mercado que ya de por sí está inquieto.

Barajar y dar de nuevo