Argentina
This article was added by the user . TheWorldNews is not responsible for the content of the platform.

El drama de vivir, comer y dormir con chicos en la calle: "No quiero que me saquen a mis hijos"

Este viernes, una pequeña beba de tres meses falleció en Plaza de Mayo, frente a Casa Rosada. Según trascendió, ella vivía junto a sus padres en situación de calle, y la noche previa a su muerte toda la familia se encontraba pasando la noche en la zona del Ministerio de Economía sin muchas pertenencias personales. Horas después, la beba amaneció sin signos vitales y volvió a poner en foco un drama que afecta a niños y a padres: la vida en la calle. 

En 9 de Julio y Carlos Calvo, una madre recorre la calle con un cartel en el que pide ayuda. Sus tres hijitos la miran desde la vereda, expectantes, con sueño, con hambre. La mujer se llama Natalia, y cuenta que hace ocho años que vive en la calle, y que todos sus hijos nacieron en ese contexto.

“Hace cuatro meses que estoy acá en esta zona, pero yo estoy desde hace ocho años en la calle. Trato de no estar mucho en un mismo lugar porque si no te quieren sacar a los chicos. En vez de ayudarte, te meten excusas. Te dicen que te van a llevar a un parador y cuando te llevan al parador te los quieren sacar", explica Natalia.

"Yo nunca voy a los paradores porque una vez sola fui y me quisieron robar todo. Se roban entre ellos mismos, yo no voy, prefiero dormir en la calle. Pido en las verdulerías, en las carnicerías, y me dan pollo o pan, algunas personas me dan ropa o zapatillas. Pero cuando vas a un ministerio no te dan nada, no te ayudan en nada", enfatiza. Uno de sus hijos, de unos tres años de edad, le pide la teta, y ella le dice que espere un momento.

"Mi nene mayor que tiene 6 años lo tuve acá en la calle. El padre del nene murió antes de que naciera, por temas de adicciones. Yo estaba acá en la calle, y se me complicó el parto, él nació con el intestino para afuera. El tema de la droga acá es fácil y lo ves todo el tiempo, por eso murió el papá de mi nene. Cuando no te querés drogar te traen la droga, yo ya no lo hago, pero lo hice", profundiza Natalia, y explica que sus otros dos hijos los tuvo con su actual pareja.

Natalia, madre de tres hijos nacidos en la calle, en Avenida 9 Julio y Carlos Calvo. Foto: Mario Quinteros
Natalia, madre de tres hijos nacidos en la calle, en Avenida 9 Julio y Carlos Calvo. Foto: Mario Quinteros

Ella expresa que lo que más le angustia de vivir en la calle es el miedo de que algo les pueda pasar a cualquiera de los tres pequeños que tiene a su cargo, y que por eso está muy pendiente de los movimientos de otras personas que, como ella, piden y comen en la calle: "En esta parada, vienen muchos pibes a pedir monedas, pero están todo el tiempo tomando alcohol o drogados. Entonces, cuando vienen con botellas me voy, me voy porque no quiero que alguien nos mire y piensen que yo soy alcohólica. No quiero que me saquen a mis hijos, ese es mi límite, no permito que lleguen a ese extremo".

Natalia cuenta que no tuvo buenas experiencias con la atención social inmediata brindada por el Estado, porque "el 108, el BAP, tarda tres días para traer un móvil, si lo llamás tenés que esperar tres días para que venga. Un subsidio te puede tardar como dos meses, mínimo". 

Dormir en la calle es feo, no es que tenga miedo, pero sí es feo porque te morís de frío. Ahora con el invierno es complicado, ahora voy a tratar de no dormir en la calle este invierno, porque casi me morí la vez pasada", remarca.

“Dormir en la calle es feo, no es que tenga miedo, pero sí es feo porque te morís de frío", dice Natalia. Foto: Mario Quinteros
“Dormir en la calle es feo, no es que tenga miedo, pero sí es feo porque te morís de frío", dice Natalia. Foto: Mario Quinteros

Natalia teme por ella, pero sobre todo, teme por sus hijos: "Es fea la calle, sobre todo si tenés chicos porque se mueren de frío. Nos tenemos que levantar a las 6 de la mañana porque vienen y te sacan, y eso es feo. No me gustaría que nadie esté en el lugar de nosotros, porque es feo dormir en la calle, no tener para comer, ni para comprarle un paquete de galletitas a los nenes. No deseo que nadie pase por lo que paso yo, por eso me quiero ir a Glew, poder pagar algo para alquilar y no pasar otro invierno en la calle”.

Carlos y Yolanda tienen una hija de cuatro años y viven en la calle hace muchos más: "El día a día acá es duro. Espacio Público viene y te saca todos los días las cosas. No se puede vivir tranquilo. Los colchones, las frazadas, la ropa, todo. Se llevan todo de acá. Viene el gobierno con los camiones y si te resistís te saca a palos la Policía. Todos los días tenemos que buscar frazadas o algo. Acá hay mucha gente en la calle y tenés que pelear por la comida".

​Ellos cuentan que, pese a que se mueven de lugar con la pequeña, casi siempre vuelven a la misma calle: Independencia y San José. Ahí, están sus colchones, sus ollas, sus banquetas y las cosas que rescatan o que encuentran para taparse en las noches.

"La prioridad es la nena, primero ella. Porque acá en la calle hay que sobrevivir, hay que luchar todos los días. La gente colabora, te deja mercaderías o ropa, pero esas mismas cosas que te deja la gente te las sacan", cuenta Carlos, y señala la olla de comida que acaban de preparar y que comparten entre los tres: "Rescatando un poco de verdura, un poco de alitas y menudo, se hace la comida y se come todo".

"Acá en la noche dormís con un ojo abierto porque no sabés qué te puede pasar. Hace frío, y muchas veces le das una cama a tu hijo, o una frazada, pero no alcanza para vos. Estás en la calle, pero bueno, hay que sobrevivir", concluye. 

Gente que vive en la calle en Alsina y Solis. Foto: Mario Quinteros
Gente que vive en la calle en Alsina y Solis. Foto: Mario Quinteros

Los niños que crecieron en la calle

Debajo de un puente en San Juan y Salta, Lucas y sus amigos comen un guiso de arroz que prepararon entre todos. Él tiene 30, pero hace 20 años que vive en la calle: toda su infancia. ​Desde niño hasta ahora, Lucas vivió por todas partes y por todos los barrios, y siempre intentó rebuscárselas vendiendo cosas que encontraba en la calle.

"Yo desde los diez años vivo en la calle, completamente solo, porque mis papás fallecieron. Entonces, desde chico empecé a cartonear, a buscar cosas de la basura que sirvieran para venderlas. Nunca recibí ayuda de nadie, viví siempre en la calle, a veces en Once, otras en Congreso, ahora en Constitución. Acá tengo a mis hermanos, a mi familia, que también vivieron desde pibes por acá", cuenta, mientras señala a sus amigos.

"Pero la noche en Constitución es peligrosa. Acá no se duerme, tenés que estar atento siempre, con un ojo abierto. Si vamos a hacer cosas malas, terminamos mal, así que mejor es hacer la tuya, sin molestar", comenta Lucas.

"Yo no voy a paradores, prefiero la calle. Ir a un parador es lo mismo que estar acá, pero peor porque siempre te roban algo, te desaparecen las cosas, entonces no sirve de nada", finaliza.

La gente mayor, otra de las caras de la indigencia en la Ciudad

En el cruce entre Alsina y Solís, a tan solo metros del Congreso, la calle se vuelve la casa de muchos. Graciela tiene 65 años, y hace 10 que está en situación de calle. 

"Yo soy una luchadora, no cobro ninguna asistencia social, no cobro nada. No estoy en contra de nadie, pero es una vergüenza que con 65 años la Policía me corra del Registro Nacional de las Personas. Nadie me defendió, y yo no soy una maleducada",

Graciela vive en la calle desde hace varios años. Una imagen en Alsina y Solís. Foto: Mario Quinteros
Graciela vive en la calle desde hace varios años. Una imagen en Alsina y Solís. Foto: Mario Quinteros

"El 108 -la línea de asistencia para personas que viven en la calle- siempre me dio la espalda, nunca me ayudó en nada. Hace un tiempo pude lograr pagarme un cuarto, pero me echaron, me cambiaron la cerradura y nunca me devolvieron mis cosas. Nadie me responde", agrega Graciela, que asegura que necesita tratamientos médicos y que nunca se los han asegurado.

"A mí me importaba ese lugar, porque al menos no estaba en la calle. Pero ahora estoy acá tirada de nuevo. No puedo vender café, no puedo hacer nada. Dormir en la calle es horrible. Yo no quiero que a nadie le pase lo mismo. Siendo trabajadora, tengo que dormir en un mármol frío", concluye la mujer.

PS