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Fernando Peña hoy cumpliría 60 años: por qué fue un icono artístico

Fernando Peña logró trascender a la fama debido a su talento como actor e intérprete, aunque tal vez haya sido por lo que con su actuación comunicaba. Verborrágico, trasgresor, directo y provocador: así lo describió mucha gente y así se lo recuerda, con ese humor que llevó de la radio, al teatro, a la televisión y a sus libros.

Nació en una familia acomodada en uno de los mejores barrios de Montevideo, Uruguay. Pasó su infancia en los colegios más prestigiosos de Montevideo y Buenos Aires, y dio clases de inglés y equitación. Pero su personalidad fue más fuerte que todo el resto, y Fernando partió en la búsqueda de su propio camino.

Primero como comisario a bordo y luego con sus increíbles "criaturas" en la radio, Peña fue construyendo su propio destino a fuerza de ser, como él mismo decía, primero un artista y después una persona. Pero su destino se lo llevó muy pronto. En el 2000 reveló que era portador de VIH y se encontraba en tratamiento por ello. La medicina, sin embargo, logró estirar su vida tan solo un poco más. En 2009, debido a un cáncer de hígado producto del avance del virus, Fernando Peña falleció. Era el 17 de junio y tenía 46 años.

Niñez y estudios

Fernando Gabriel González Peña Mendizábal, así de largo era su nombre. El niño, hijo de la actriz María José Malena Mendizábal y del periodista deportivo José "Pepe" Peña nació el 31 de enero de 1963, en la ciudad de Montevideo, Uruguay. Cruzando el charco también nació su hermano Federico Peña.

Fernando creció en Montevideo, en el seno de aquella prestigiosa familia, muy adinerada. Vivieron en el barrio de Carrasco y asistió al colegio British School. Cuando en 1970 la familia se mudó a Buenos Aires, el niño comenzó a tomar clases en el colegio Saint Andrew's School. No tuvo más que la más costosa educación.

Durante su juventud trabajó como maestro de inglés y profesor de equitación, y también estudió teatro. Pero cuando todavía estaba en una tierna edad, Peña comenzó a desarrollar una pasión por los aviones, tanto que le regalaban modelos y juguetes réplicas que él no soltaba.

Así fue cómo, antes de ser actor, Fernando se encontró dentro de un avión, siendo comisario a bordo en American Airlines. Peña era un tripulante de cabina de pasajeros, que tenía la responsabilidad de mantener la seguridad tanto de la cabina como de los pasajeros en sí.

Descubrimiento y debut radial

Como tripulante de cabina, Fernando era el encargado de dar la bienvenida a los pasajeros por el altavoz del avión, y muy fiel a su sangre de artista, lo hacía con diferentes personajes de su autoría. Así fue hasta que un día, el periodista y asiduo pasajero de la aerolínea Lalo Mir, se cansó de preguntar quién era la cubana que hablaba en el micrófono y nunca había visto.

Era "Milagros López" quien llamó la atención del presentador. Mir sólo supo la verdad cuando en un vuelo le tocó viajar en business y puso testimoniar con sus propios ojos que aquella mujer caribeña en realidad era un varón. Lalo Mir lo invitó a sentarse un segundo con él y le propuso, en secreto, ir a la radio a grabar participaciones para "Tutti Frutti" en Del Plata FM 95.1. Peña cumplió y tuvo entonces su debut.

El éxito de "Milagros" fue tal que Peña comenzó a llevar a todos sus personajes, o como él los llamaba, sus "criaturas". y De la radio Del Plata pasó a la Rock & Pop con la “Negra” Vernaci y de allí a la fama absoluta. Fernando trabajó con Lalo Mir y la Negra Vernaci hasta que finalmente llegó la oportunidad de tener su propio programa, “El Parquímetro”, que lo tuvo al aire durante una década.

Sus criaturas

Sus criaturas fueron muchas, quizás más de veinte. Y no aparecían sólo en la radio, sino que llegó a pasear con ellas por teatros y estudios de televisión. Las más populares fueron "Ricardo Alfredo Ñuñoa Cruz o Dick Alfredo", "Cristina Patricia Megahertz, también nombrada La Mega", "Roberto María Flores", "Rubén Ramón Sixto Alegre, Palito" y "Milagros Dolores Guadalupe López".

El único personaje que tuvo su propio programa fue uno que irónicamente parodiaba a la misma clase social en la que Peña nació y vivió. Se trataba de "Martín Revoira Lynch III", un empresario, terrateniente y rugbier de San Isidro, que vivía en Pilar junto con su esposa Pilar.

Pero con mayor o menor participación, Fernando Peña completó una extensa lista de "criaturas", como: "Mario Modesto Sabino", "María Elena Rinaldi", "Rafael Orestes Porelorti", "Delia Dora Fernández de Fernández", "Monseñor Agustín Augusto Lago", "Jonathan Bermúdes", y muchos otros más.

Llevar las criaturas a otros formatos

Como su apariencia y su forma de ser fueron muy controvertidas, Fernando Peña logró con éxito acaparar a un enorme grupo de oyentes y espectadores, que ya sea por alabarla o insultarlo, seguían con atención cada cosa que hacía.

Su primera aparición como actor fue en la miniserie "Sol negro" interpretando al "loco René". Luego participó de un programa de entrevistas llamado "El Otro", en Canal á y ya casi al final de su vida en 2009, un pequeño personaje en "Los exitosos Pells", transmitida por Telefé.

También tuvo su época de teatros llenos. Entre sus obras destacadas se recuerdan: "Ezquizopeña", "Intimidad Rioplatense" (2001), "Ezquizopeña, el musical" (2003), "Mugre" (2004), "La burlona tragedia del corpiño" (2004/05), y "El niño muerto", una obra emotiva con una gran tensión autobiográfica.

Con su obra "Mugre", el actor ganó el Premio Estrella de Mar al Mejor Unipersonal. Además, en el año 2000 editó su primer libro, "Gente como uno", en 2007 escribió el libro "Gracias por Volar Conmigo" y dos años después publicó "A que no te animás a leer esto".

Controversias

Fernando no era un personaje sencillo para quien acostumbraba a los buenos modales y un estilo de vida menos excéntrico y más conservador. El actor no sólo generó polémica por sus "criaturas", sino que además fue protagonista de algunos incidentes mediáticos.

En 2005, Peña agredió a Sebastián Eyzaguirre de "Caiga Quien Caiga". El periodista chileno intentó entrevistarlo, haciéndose pasar por argentino, por sus declaraciones de odio a los chilenos. Peña entonces se percató de la nacionalidad de Eyzaguirre y comenzó a insultarlo, y hasta lo escupió.

En 2009, mientras realizaba su programa radial "El Parquímetro", Peña entrevistó a Luis Ángel D'Elía, quien insultó al conductor de manera incisiva, con un trasfondo de reclamos políticos. Al poco tiempo ambos fueron invitados a "Después De Todo", el programa de Jorge Lanata, donde nuevamente retomaron la discusión en la que surgieron muchas acusaciones. D'Elia denominó a Peña de "transgresor trucho" y el actor llamó "político corrupto" al dirigente. A esto D'Elía lo desafió a probar dicha afirmación ante la justicia.

Tal vez, uno de los hechos más recordados hoy en día sea su curiosa entrevista con Mirtha Legrand. Durante el almuerzo, Peña sacó de su bolsillo un arma de juguete apuntando a la anfitriona. La expresión del actor mientras apuntaba el arma y la actitud confundida de la conductora aún se replican en las redes como uno de los mejores momentos de la televisión argentina.

Una lucha contra el VIH

La vida del artista dio un giro inesperado cuando se encontró con un grave diagnóstico. El actor era VIH positivo, pero mantuvo en secreto su enfermedad hasta que en 2002, luego de sufrir una fuerte pulmonía, Peña dio a conocer su panorama. Fernando contó que debía ingerir los cócteles recetados por los médicos para combatir ese mal.

El VIH lo acompañó durante ocho años. En 2005 le tocó vivir una cruel experiencia cuando se vio imposibilitado de ingresar a Estados Unidos por ser portador del virus. Años después, Peña relató que tuvo un linfoma en el riñón y que se sometió a quimioterapia.

Pero el virus no dejaba de avanzar y destruir todo a su paso, hasta el punto en el que un cáncer de hígado se apoderó de sus últimos suspiros. Fernando murió el miércoles 17 de junio de 2009, en la Clínica Alexander Fleming, mientras aún recibía tratamientos para el cáncer.

Pero Peña nunca quiso tristeza a su alrededor. Su intención no era gente llorando ni música triste: él quería gente bailando y tomando whisky, y sus amigos cumplieron. Aquel 17 de junio de 2009, en la Legislatura, su ataúd fue decorado con lentejuelas y dispuesto junto a un reproductor de MP3 y una botella de Chivas Regal. Sus amigos, aquellos personajes sobre los que Fernando relató durante muchos años y que parecían no existir, estaban allí, con las manos llenas anillos dándole un último saludo.