Argentina
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Foto de la crisis: cinco cuadras de cola y peleas por una gaseosa gratis en Constitución

"¿Hasta cuándo están?", le pregunta una señora al guardia. Cara de cansada —trabajó todo el día limpiando una casa particular—, tímida. Lleva los últimos 35 minutos haciendo fila y está a solo veinte personas de llevarse la gaseosa retornable que regalan en un puesto de Constitución.

Los alrededores de la estación están atestados. Tres cuartos de manzana, por momentos un poco más. Como no hay lugar en la vereda, la gente espera su turno en la calle. Desde hace dos semanas, de 13 a 20. Los empleados calculan que se despachan entre 15 y 20 mil botellas diarias.

"Yo la llevo para mis nenes, si no, está imposible". En los supermercados, la Coca de 2,25 litros no retornable sale $ 430. La retornable de 2 litros, a partir de $ 275. El envase, ronda los $ 125.

Se ven muchas mamás con hijos o carritos. Las personas con bebés, discapacidades o de edad avanzada tienen prioridad.

La urgencia de volver a casa se pone en pausa. "Vale la pena para darse un gusto", comenta un hombre de aproximadamente 50 años. El distanciamiento social quedó atrás. Y, aunque hay barbijos —principalmente entre los adultos mayores—, estos representan solo la punta del iceberg del legado de la pandemia.

La fila ocupaba varias cuadras en la calle. Foto: Fernando de la Orden
La fila ocupaba varias cuadras en la calle. Foto: Fernando de la Orden

Entre los peregrinos de esta procesión de la crisis, que buscan llegar a la "santa Coca", también hay discusiones, empujones e insultos. Un hombre finge estar enfermo para adelantarse y no le sale. Otro tiene un botella bajo el brazo y se dispone a repetir el ritual para conseguir una más. "Hay que aprovechar".

En un lapso de media hora, al menos cinco personas se pelean con los guardias —que buscan mantener el humor— después de pretender colarse. "Son demasiados, es imposible controlar todo, aunque intentamos que se hagan las cosas bien. Después del martes, nos toca ir a Retiro".

Entre los gritos, también reciben algún chiste de los que pasan. Una chica les convida un mate. "Mirá que está medio frío".

Los trabajadores del Ferrocarril también se acercan al stand cuando tienen un ratito libre. Los muchachos de Coca Cola -que reparten las botellas porque la la firma cumple 80 años en el país-  les hacen la segunda y les ceden una botella sin preguntar. La solidaridad es bien vista por la mayoría, con excepciones aisladas (que se hacen escuchar).

De acuerdo con los policías que recorren la estación, a medida que oscurece, los ánimos se exaltan. No faltan denuncias de robos, ni enfrentamientos cuerpo a cuerpo. "¿Qué me provocás, gil?", grita uno, aunque la situación se disipa, sola, rápidamente. Parece haber mucho más en juego que una gaseosa.

La meta después de la espera, llegar al stand donde entregan la gaseosa. Foto: Fernando de la Orden
La meta después de la espera, llegar al stand donde entregan la gaseosa. Foto: Fernando de la Orden

El Centro de Estudios sobre Políticas y Economía de la Alimentación (Cepea) informó que, en agosto, la canasta básica de alimentos para una familia de dos adultos y dos menores costaba $ 58.400. Las consultoras estiman una inflación del 7 % para septiembre y proyectan un número similar para octubre.

El precio de los alimentos, sumado a la falta de educación alimentaria, hacen difícil sostener una dieta saludable. Las gaseosas están sobrerrepresentadas en las compras de los argentinos. Según Cepea, aún en tiempos de dificultades económicas, como los que corren.

De acuerdo a la edición 2017/2018 de la "Encuesta Nacional de Gasto de Hogares", realizada por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec), los adultos ingieren un promedio de 1,6 litros de gaseosa a diario.

"¿Cuánto falta? Quiero tirarme un rato". Guardapolvo, mochila sobre un hombro. La mamá agarra de la mano a su hermana menor, de 3 o 4 años. Atrás, un par de adolescentes más grandes, que salieron de estudiar. Van directo al final de la cola. Como la mayoría, están enterados de la oferta hace días e intentan disfrutarla mientras dure.

17.51 horas. Sobre la calle Brasil, una mujer manda un audio. "Comprales la comida a los perros, que ya me depositaron". Otra aprovecha la oferta de cinco limones por cien pesos, mientras espera para avanzar. Con el tesoro en mano, varios enfilan a los molinetes.

Un joven guarda la bebida, saca la SUBE y un paquete de galletitas para el camino. "Todos los días, tren y bondi, como tres horas de viaje. Por lo menos, hoy salió una buena".

Para mucha gente, a cuyo sueldo le sobra mes, la última Coca Cola del desierto dejó de ser una metáfora hace tiempo.

PS​