Argentina
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La pelota rueda en Qatar, y Chiqui Tapia ve creer sus negocios bajo la sombra del poder

Daniel Tapia es apodado “Chiqui”. El alias se lo ganó por espejo contrario. Ostenta un físico que impone la imagen reversa: “Chiquito” no es. Tapia llegó a la presidencia de la Asociación de Fútbol Argentina (AFA), alcanzó ese Olimpo siendo presidente de un club en ese momento de la primera B Metropolitana, con estadio para apenas 4.400 espectadores. El estadio lleva ahora su nombre. Tapia es titular de la AFA, y el Club Atlético Barracas Central es ahora un equipo de Primera División. Azares deportivos. Tapia llegó a manejar la AFA en el 2017. Era hasta ese momento trascendental vicepresidente primero de la entidad.

Su liderazgo se formalizó con una elección abrumadora. En el 2015, los candidatos a ese mismo puesto, Marcelo Tinelli y Luis Segura, quedaron azorados cuando los comicios dieron como resultado un empate. Quienes sufragaban sumaban número impar. La desprolijidad provocó la intervención de la AFA.

Tapia llegó al liderazgo de uno de los organismos con mayor poder del país gracias al sostén político de su suegro. El jefe del sindicato de choferes de camiones, Hugo Moyano. Tapia era un recolector de basura más cuando conoció a Paola Moyano. Hoy, tras el aprendizaje que dan años en el máximo poder, ya no depende de Moyano padre, con quien dejó de hablarse. Tapia dirige la AFA en medio de polémicas que en esta coyuntura mundialista no lucen importantes, pero que pueden iluminarse de golpe. El fútbol es un negocio con enemigos acechantes.

Tapia llegó a la cúspide desde la calle. Es literal. Trabajó de basurero. Se relacionó con los Moyano y como toda esa parentela sumó influencias. Es un presidente de la AFA singular: los negocios con la Selección Argentina le generaron problemas judiciales por evidentes desprolijidades, aunque consiguió ser sobreseído en la Justicia tras se defendido por los K en el Congreso después de un informe de la diputada Graciela Ocaña que demostró que desde su llegada a la AFA las empresas que ganaron los contratos de éxito obvio generados por los derechos digitales del equipo nacional, los televisivos, y tantos más, habían virado hasta ser controlados por viejos amigos suyos.

Tapia es estrella en la dirigencia mundial pero continúa ligado a la basura. No es metáfora. A pesar de sus obligaciones como presidente de la AFA de la era Messi, nunca renunció a su cargo como representante por la Ciudad de Buenos Aires en la Coordinación Ecológica Área Metropolitana del Estado (CEAMSE), el basural controlado más grande de Buenos Aires. Según los registros públicos, Tapia continúa siendo, también, empleado de una empresa de recolección de residuos, SolBayres, contratista de la Jefatura Porteña para levantar la basura en trece barrios de la Capital Federal. La compañía Solbayres es continuidad comercial de la firma IMPSA Ambiental S.A. ¿Tantos trabajos tiene Tapia? Los tiene. Hoy está siendo investigado por la Justicia en una causa iniciada en la Justicia de San Martín por supuesto lavado de dinero y defraudación. Un anónimo denunció con precisión cómo él y su entorno habrían invertido fortunas en la compra de inmuebles.

En el 2021, la diputada nacional Graciela Ocaña denunció en el Congreso de la Nación que Tapia había firmado, como presidente de la AFA, varios contratos poco transparentes con los que se beneficiaron amigos de las épocas de dirigente del fútbol de la C, o de antes, también.

Entre otros señalamientos que Tapia jamás, nunca, ni una vez, explicó en público manejos poco transparentes de su AFA.

Ocaña develó que la empresa Metro World Digital S.A es desde el 2018 “agente digital exclusivo” de la Selección Nacional. Es un negocio millonario. El informe Ocaña destaca que Metro World Digital SA tiene los “derechos exclusivos a emitir, transmitir, distribuir, poner a disposición y explotar comercialmente la cobertura en vivo, en directo y en video on demand”. También logró crear una aplicación de software de la Selección.

Uno de los directivos de esta firma agraciada por “Chiqui” es Carlos Varela, su reemplazante como presidente de Barracas Central cuando obligaciones mayores lo llevaron a dejar ese puesto. Varela es dueño de Transur S.A, otra empresa de recolección de basura que trabaja con el CEAMSE, en el que Tapia sigue como directivo. La basura es un mundo con mala imagen pero que a Tapia le dio todo. Sigue, como se dijo, ocupando un cargo de recolector de residuos. Pasiones.

Barracas Central, tras la ida de Tapia, la llegada de Varela, la era “Chiqui” en la AFA, logró con méritos deportivos notables ascender desde las divisiones menores del fútbol hasta la soñada Primera División.

El estadio del club, con capacidad para 4.400 personas, entre parados y sentados, lleva hoy el nombre de “Claudio Fabián Tapia”. El nombre del “Chiqui” recordado en un bronce.

El presidente de esa entidad súbita de éxito es Matías Tapia.

El Padre está orgulloso de su hijo, quien pasó a la historia de su club por ser el dirigente que lideraba la entidad cuando llegó a la A. Aunque milita en el oficialismo, los Tapia sí creen en la “meritocracia”. Por experiencia propia.

Ocaña denunció también en el Parlamento que otra empresa con vínculos innegables con el “Chiqui”, llamada World Eleven, posee la potestad de intermediar para negociar comercialmente a los partidos amistosos de la selección de la AFA. El CEO de esa firma es Guillermo Tofoni. Con lazos con el recolector de basura pope del fútbol mundial, ya tenía un pasado polémico antes de que Tapia llegase a la cima de la AFA.

Una comisión investigadora de la Federación Internacional de Fútbol Asociado (FIFA), que tuvo como jefe de pesquisa a Michael García, quien presentó un documento de 400 páginas con pruebas de pagos de sobornos y obsequios y prestaciones a dirigentes de la FIFA por parte de los organizadores de los mundiales de Rusia y Qatar antes de que esos países sean elegidos como nuevas sedes del torneo internacional del fútbol mundial.

El llamado “Informa García” terminó siendo boicoteado por la propia FIFA. Michael García renunció a seguir investigando a la FIFA desde la Comisión de Ética de la FIFA.

Su documento mencionaba a Tofoni como ideólogo de un amistoso entre Argentina y Brasil, jugado en Qatar, para mostrarle al resto del planeta que el país árabe era viable para organizar un mundial. Tofoni organizó ese partido, según el “Informe García”, gracias a negociaciones espurias y dinerarias. Tofoni negó todas las acusaciones en su contra.

Cuando Ocaña presentó su proyecto de resolución pidiéndole a Tapia que se presente en el Congreso para transparentar sus acciones en la AFA, la primera reacción del “Chiqui” fue hacer lo contrario. No solo desacreditó lo documentado, si no que además le inició a Ocaña una demanda civil. La legisladora le ganó ese juicio a Tapia en primera instancia, en la Cámara de Apelaciones y en la Cámara de Casación. La Justicia dictaminó en uno de esos fallos que lo que ocurre en la AFA es de interés público.

Tapia no tiene ya que preocuparse por el avance de una investigación de la Justicia Federal Penal sobre esos contratos.

El 30 de diciembre pasado, tanto él como el resto de los empresarios satélites de esos negocios fueron sobreseídos en una causa judicial.

Tapia está hoy distanciado del dirigente que le dio el poder, su suegro, Moyano, por diferencias que nacieron ya en la gestión presidencial de Mauricio Macri. Pablo Moyano detesta al “Chiqui”.

La familia camionera no está hoy para celebrar una Navidad en la misma mesa. Pablo detesta a Chiqui, logró apoyo de su padre Hugo, y al mismo tiempo la pareja de Hugo, Liliana Zulet, despojó de los cargos que tenía Pablo en el sindicato camionero. Hoy, Moyano hijo es solo el secretario general de la delegación Capital Federal del gremio.

Tapia sigue unido al planeta camionero por razones familiares, aunque ahora desdichadas, porque es aun empleado de una empresa que recolecta basura, sigue como directivo del CEAMSE, y porque al momento de elegir quién atendería su salud, eligió cuidarse, y así continúa registrado todavía, afiliándose a la obra social de camioneros. Su sigla suena paradojal: OSCHOCA.

Tapia sueña con ser el presidente de la AFA con una Selección Nacional campeona en Qatar.

Él mismo es un ejemplo de lo que puede lograr la prepotencia del trabajo, el azar, los méritos, los logros personales, para alcanzar un deseo, todavía, no cumplido.

Ojalá Argentina salga campeón del mundo y el meritorio mandamás del fútbol argentino exhiba las bambalinas de su poder y explique sus negocios. Lo que hasta ahora no hizo.