Argentina
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La sequía pone en jaque a la industria y se viene una importación récord de soja

La fuerte sequía que afecta a buena parte del país genera efectos indeseados desde hace ya tiempo, pero ahora aparecen algunos que llaman la atención. En los próximos días comenzarán a llegar a la Argentina embarques de soja, sobre todo provenientes de Paraguay aunque también de Brasil, que sumarán entre siete y ocho millones de toneladas, y que equivaldrán a algo más de u$s 4000 millones.

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Esto tiene que ver con que las estimaciones de producción de ese cultivo no dejan de caer, y ya se encuentran en unos 27 millones de toneladas para esta campaña. "Esto será si las condiciones climáticas cambian de una vez por todas; sino, habrá que seguir recortando, tal como se viene haciendo desde hace ya semanas", sostuvieron a El Cronista fuentes del sector.

Si las zonas productivas no reciben un buen caudal de agua, la situación será más compleja.

Estas importaciones, apuntaron desde el sector agroindustrial, serán "temporarias", y por el momento no se extenderán más allá de este caso puntual, aunque, una vez más, todo dependerá de las lluvias.

Para el Gobierno, esta situación negativa tiene varias aristas en contra. La primero, de la que ya se habla hace tiempo, es el fuerte golpe que recibirá el ingreso de dólares al país, y que dependiendo de si se toman los cálculos oficiales o de consultoras se moverá entre los u$s 10.000 y los u$s 14.000 millones.

Además, la Bolsa de Cereales de Buenos Aires entienden que la cosecha de soja será la más baja desde la campaña 2000/2001, debido al impacto por la sequía, y apuntó que la cosecha de soja será de alrededor de 25 millones de toneladas, lo que significa una caída interanual de la producción del 35%.

Por su parte, la Bolsa de Rosario calculó que sólo en los cultivos de soja, trigo y maíz, que constituyen el 87% de la producción de granos en Argentina y el 43% de las exportaciones totales del país, las pérdidas superan los u$s 14.140 millones.

Soja, dólares y menos actividad

Lo que también se está viendo a raíz de la menor producción de soja es una situación que comienza a preocupar fuerte en la industria. Las fuentes consultadas afirman que hoy la capacidad ociosa del sector alcanza nada menos que a un 70%, lo que implica que las fábricas trabajen con pérdidas importantes en sus márgenes.

En este sentido, los cálculos de la industria muestran que si bien habría que destinar u$s 4000 millones para abastecer a la industrial local, esto permitiría luego exportaciones de productos terminados por u$s 6000 millones.

Para ilustrar esta situación, en el sector resaltan que en febrero pasado se observó una caída interanual nada menos que del 75% en el ingreso de camiones a los puertos. "Hay muchas industrias que trabajan con este insumos a los que realmente se les está complicando trabajar", afirmaron las fuentes consultadas.

En cuanto al efecto real que podrían tener estas importaciones de soja -es decir, cuánto solucionarían los problemas de la industria- en el sector entienden que "apenas será un paliativo", por lo que en habrá que ver cuál es la situación una vez que se consuman los envíos de los próximos días.

La compra de soja a otros mercados no es una situación nueva para la Argentina -de hecho suele ocurrir-, aunque lo que sí llama la atención en este caso es el volumen que se requeriría en esta oportunidad.

Por lo general este extra se utiliza para apuntalar la molienda y reexportar productos derivados de la soja, aunque para marzo del año pasado habían totalizado 1,5 millones de toneladas, y hoy ya llegan a los dos millones de toneladas, con la mira puesta en los ocho millones de toneladas que se alcanzarían en la campaña 2022/23, más del doble que el ciclo anterior.

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A los malos números de la soja y el maíz se deben sumar los del trigo, que en conjunto representan nada menos que el 43% de las exportaciones totales de la Argentina.

Este panorama no hace más que complicar el delicado equilibrio de las metas del Banco Central, justo en momentos en el que el Gobierno y el FMI acaban de restablecer las metas que se habían pautado.