Argentina
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Murió Lluis Llongueras, el peluquero de Dalí que brilló con una icónica cadena en Argentina

Fue autor de alguno de los estilos más vanguardistas de la España de los '80. Falleció a los 87 años por cáncer de garganta.

El estilista Lluis Llongueras, quien fue peluquero de Dalí y autor de algunos de los peinados más icónicos de la década del 80, murió este lunes a los 87 años a causa de un cáncer de garganta.

La noticia fue confirmada por el diario El País, de España, que realizó un repaso por la extensa carrera del estilista que se volvió una referencia de la moda catalana y abrió el primer salón unisex en aquel país en 1972, cuando todavía el espíritu del franquismo oprimía cualquier tipo de modernidad cultural.

Nacido en Esparraguera, en Barcelona, comenzó a cortar el pelo desde muy joven. A los 22 años abrió su primer salón en la Ciudad Condal. Era un espacio de experimentación, audaz, que luego se volvería un imperio con la creación de una franquicia y una serie de academias que se expandieron por todo el mundo.

Lluís Llongueras, que ha fallecido este lunes en Barcelona a los 87 años. EFE/Archivo/Marta Pérez
Lluís Llongueras, que ha fallecido este lunes en Barcelona a los 87 años. EFE/Archivo/Marta Pérez

El "Método Llongueras" incluía técnicas a las que dio nombres singulares, como el corte programado, el patch, el bi-color, que se hicieron populares gracias a libros y vídeos, según recopila La Vanguardia.

En 1974 abre el Instituto Internacional Llongueras y consolida su fama a nivel mundial abriendo el primer salón internacional en la icónica calle Saint-Honoré de París. En 1977, recibe el título de Maestro Internacional en la sede de Intercoiffure en París, de manos del famoso Alexandre de París y un año más tarde revoluciona la industria creando formas inéditas en el cabello con sus “Ondas Llongueras”.

El icónico Salvador Dalí lo eligió como su estilista personal y más tarde su amigo. Juntos desarrollarían una entrañable relación, que incluso llegó a las galerías de arte. Ambos trabajaron en la peluca más grande del mundo expuesta como cortina de la habitación de Mae West en el Museo Dalí de Figueres (Girona), una marca que figura en el Libro Guinness de los récords.

Con el tiempo también se interesaría en otro tipo de artes, como la fotografía o la escultura. En la década del 80 llevaría su cadena por el mundo y desembarcaría en Argentina de la mano de Esteban Tejada, Director de Academia Llongueras y Embajador de la marca para Latinoamérica. En el país llegó a tener unas 15 sucursales, volviéndose el lugar con mayor cantidad de locales por fuera de España.

Despedido de su propia peluquería

Quizás uno de los momentos más difíciles para el estilista ocurrió en 2010, cuando sus hijas Esther y Adán, junto a su primera esposa, Lolita Poveda, lo despidieron de su propia peluquería "porque las tareas que usted realiza no son de satisfacción de esta empresa ni ostenta actualmente ningún poder notarial para ejercerlas", según un comunicado que fue escandaloso.

El despido ocurrió cuando Llongueras se casó con Jocelyne Novella, una mujer con la que había mantenido una relación secreta durante años, algo que no le perdonaron. Es por ese motivo que desde la sociedad Peluquería y Maquillaje (Peyma), que fundó él mismo en 1987 y puso a nombre de sus hijas, le enviaron el burofax de despido.

A los 22 años abrió su primer salón en la Ciudad Condal. / EFE
A los 22 años abrió su primer salón en la Ciudad Condal. / EFE

Dos años más tarde, la bronca familiar quedó saldada en parte cuando acordaron firmar un acuerdo y pagarle una indemnización. Sin embargo, la relación nunca revivió. 

"Fue una decisión equivocada que tomaron mis hijos, y el tiempo lo ha demostrado. Me sabe mal por ellos, porque si uno no sabe llevar una empresa no debe tomar las riendas. Pero bueno, yo tenía otras sociedades que han funcionado muy bien y mi vida sigue igual. No hay problema", había declarado sin rencores el estilista.

En una entrevista reciente, Llogueras había pedido que lo entierren una vez fallecido. "Ya sabe dónde tiene que llevarme. No pienso ni me obsesiono con la muerte, pero soy un hombre muy organizado para mis negocios, mis trabajos, mi familia… También para mi muerte. No quiero que me incineren. Quiero que me entierren con mi familia. Y ya está".