Argentina
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Nunca dejes que se junten todos tus enemigos

Fatalidades de junio: los radicales van a Parque Norte para una convención espinosa y ultra negociada. No puede terminar dividida por el envión de Morales de un acuerdo con Schiaretti, que hasta ahora le ha creado una contra ola a ese ala que integra el jujeño con Horacio Rodríguez Larreta. Evoca los demonios de Gualeguaychú, la puja sobre si aliarse o no con Massa.

La diferencia es que ahora el plano inclinado favorece a Juntos por el Cambio en las elecciones. Nadie niega que puede ser la fuerza mayoritaria que ingrese con más votos a un eventual ballotage.

El ala Macri-Bullrich cree que atrás quedará Javier Milei. Todo humo de encuestas, ese saber difuso que sirve para todo. Un hombre, una encuesta: el Babel en donde ganan los que gritan más fuerte.

Si este escenario tiene miga, Cambiemos tiene que prevenirse de un infierno: si va a la segunda vuelta con Milei, el peronismo en masa se volcará para votarlo. Simple: el objetivo mayor del peronismo, por encima de cualquier otro, es demoler la fuerza que nació en 2015 con la alianza del PRO, radicales, Coalición y asociados, que representa con eficacia a un 40/42 % del electorado,y que gana en los distritos más grandes de la Argentina.

Ha ganado cuatro de las tres elecciones en las que participó, y después de ser derrotada en 2019, volvió aganar en 2021. En el último cuatrienio esta alianza opositora ha pasado a controlar las dos cámaras del Congreso.

Le ha hecho perder el quórum al oficialismo y no hay leyes que puedan salir sin el consenso opositor. Es la amenaza más grande que ha tenido el peronismo desde 1983, cuando vino Alfonsín y había peronistas que se preguntaban si su partido seguiría existiendo.

Esta es la contradicción que mueve la política. Pone en relieve la necesidad de que Cambiemos no se divida, como lo hace por la puja Macri-Larreta, y le da valor al documento de Mario Negri que reclama la unidad como objetivo estratégico.

Mejor es que Cambiemos haga el esfuerzo para ganar el primera vuelta, Lo demás es literatura, porque el peronismo no le tiene nada de miedo a Milei, es un adversario menor, comparado con Cambiemos.

Después de todo es un nostálgico de los tiempos de Menem-Cavallo, a quienes él considera los mejores gobernantes de los últimos tiempos. Lo más parecido a un peronista. En 1983 hubiera avalado la amnistía de Bignone, para empezar.

Dos institucionalidades en contra

La UCR llega a la Convención desflecada por el debate sobre la alianza con Schiaretti, que ya ganó en el terreno de la opinión, porque muestra las contradicciones de Cambiemos, con quienes disputará el poder en Córdoba en dos semanas, domingo 25 de junio.

Cree asegurada la ventaja en favor de Martín Llaryora y es lo único que le importa. La semana que siguió al sinceramiento del proyecto con Larreta y Morales ha probado que un caudillo como él es un injerto en la liga opositora. No hay lugar para él ni en la institucionalidad parda del PRO, que no tiene presidente – sólo el interino Federico Angelini – y es liderado por dos padrinos en disputa: Macri, que controla a Patricia, y Larreta, que controla la Asamblea. Pero con límites, sólo pudo hacer entrar a José Luis Espert.

La institucionalidad radical va más en serio. Se discute con una metodología asamblearia y horizontal:quien pide la palabra, sea cual fuera su condición en la escala zoológica del partido, es escuchado.

Se vota y se hace lo que se vota. Por eso, no habrá pronunciamiento sobre Schiaretti, salvo un llamado sin nombres a aliarse con partidos de ideas afines. Más que eso, imposible.

Los convencionales radicales por Córdoba llegan con el voto negativo a Schiaretti en el bolsillo. Los convencionales de Buenos Aires llegan divididos entre el apoyo a Bullrich o a Morales.

Amores piratas

Schiaretti desmovilizó en el fin de semana algunas acciones, como participar de un lanzamiento con foto y documento de la nueva liga. "Esto así no va", deslizó ante uno de sus principales armadores que colaboró en ese manifiesto que guardan para un mejor momento.

Después de todo, el Gringo se aseguró la propia poniendo una fecha de elecciones en Córdoba, 25 de junio, al día siguiente del cierre de las candidatura. Una invitación a comprar dólar futuro jugando de local.

Ofreció amor pirata, ése que sabe a miel y huele a trampa (el Paz no lo ilustró mejor). Los socios de este emprendimiento comparten el voto en Córdoba y en otras comarcas.

Han vivido y gozado de ese amancebamiento electoral por muchos años. ¿Explicarán algunav ez por qué quisieron formalizar la relación con un casamientoque “puede llevarnos de cabeza al mismo infierno”? (sigue el Paz Martínez, el vate de la balada “Amor pirata”).

Larreta dijo a los suyos en la arenga del miércoles en el salón Dorado del Teatro Colón queha entrado en “pausa de reflexión” y frenó los intentos de exhibir foto y documento.

Schiaretti se apartó silbando el “Tómame o déjame”. “Tu ropa huele a leña de otro hogar”. (Juan Carlos Calderón). Como cordobés, Schiaretti tiene un posgrado en radicalismo. Ha convivido y competido con la UCR de su provincia, tan cordobesista como el peronismo.

¿O no fue Perón el que convocó como vice a Amadeo Sabattini, el radical que inspiró la Línea Córdoba? ¿Acaso Menem no le ofreció Eduardo Angeloz lo que quisiera de su gobierno?

El discurso del método

En este debate Macri respalda la candidatura de Patricia Bullrich, y de Luis Juez en Córdoba, pero va a esa provincia a hablar de Milei. Tiene razón porque Milei es el vocero del programa de Juntos por el Cambio - desregulación, privatizaciones, lucha contra la inflación, baja del déficit, anti-estatismo.

Macri no pudo hacer avanzar esa agenda porque cree que se lo impidieron los radicales. La primera crisis que tuvo con Cambiemos fue con Alfredo Cornejo y la UCR, que frenaron con éxito la venta de las acciones del Estado en la empresa Transener.

El dúo ojazos (los vicejefes Gustavo Lopetegui y Mario Quintana) había puesto esos papeles en la lista de los activos de los cuales el Estado debía deshacerse. Ganaron los radicales, que con sus críticas a la política de tarifas se llevaron puesto al ministro de Energía José Luis Aranguren, el funcionario que mejor expresaba el pensamiento de Macri.

Ahora no los quiere a los radicales ni a su sombra. Se echa en brazos de Bullrich, que no da razón de sus ideas, sólo de su temperamento. "- Soy mejor porque me animo a todo y tengo convicciones".

En la visita a la Bolsa de Comercio de Córdoba el martes, habló de nuevo de Milei, que se dedica a esmerilar a su partido y a la coalición que integra. Solo rescata a Bullrich, con quien seguramente solapa votantes con Milei.

La utopía del fogonazo de mercado

Del lado del larretismo, los economistas de la liga con radicales y algún schiarettista, han elaborado un documento prospectivo para mostrar que su agenda es la misma que la del PRO y hasta la de Milei en punto a ortodoxia. Pero que los separa la metodología.

Con candidez se muestran preocupados no sólo en ganar elecciones si no después en cómo van a gobernar. Algo que no está en el manual de ningún político. Lo primero es ganar las elecciones. Si se pierde, se acabó el mundo.

No hay vida después de una derrota. La preocupación por gobernar fue el eje del speech de esta semana de Larreta ante su gabinete en el Colón: me juego todo ahora porque de eso depende de que ganemos y que después podamos gobernar.

Larreta ha trasladado actividades políticas al teatro que dirige Jorge Telerman, cada vez más gravitante en su campaña (Telerman, no el teatro). El director tiene un coqueto despacho en el ala NE del palacio, que Larreta suele emplear para reuniones.

Esa actitud señala en los adversarios del bullrichismo su intención de provocar un lapso de la economía haciendo mileísmo dolarizador. Si Milei tiene chances de ganar o ser parte de un gobierno de Macri-Bullrich, la gente se irá al dólar y producirá una corrida imparable.

La economía, dice esa presunción, va a remediar lo que no puede remediar la política. La vieja ilusión de los ayatolas de la ortodoxia, que un fogonazo de mercado va a traer el ajuste necesario para volver a vivir.

Con eso no se ganan elecciones, advierte Miguel Pichetto, como antes Jaime Durán Barba. Una quimera: en la Argentina opulenta la restricción económica nunca arrincona a la política. Ocurre siempre lo contrario, la política, cuando ve que colapsa la economía, no se disciplina, sino que saca gobiernos, cambia la economía, crea las cuasi monedas y sigue el baile.

Un domingo para hacer radiografías

Los resultados de este domingo marcaran con más nitidez la cancha del oficialismo y de la oposición. Votan dos provincias que integran el Top Seven de las más pobladas y que más pesan en las elecciones nacionales.

En Mendoza importa la diferencia que sacará el partido de Alfredo Cornejo frente al disidente del PRO Omar De Marchi.Pueden dejar tercero al peronismo que tiene en Anabel Fernández Sagasti – mano derecha de Cristina en el Senado – como víctima final.

También se mira con atención a Tucumán. Por malas que sean las relaciones de Osvaldo Jaldo, candidato a gobernador, con Juan Manzur, un triunfo del peronismo será un respirador para la liga de gobernadores.

Hay que ponerle un ojo en San Luis. La pelea jurásica de los hermanos Rodríguez Saá siempre trae cola en el Congreso y, además, en el voto regional. Hay comarcas vecinas a San Luis que votan parecido, como ocurre con las vecindades de Córdoba.

Las oficinas de Schiaretti recibieron en la semana consultas oblicuas de gobernadores peronistas del tipo “- ¿Qué onda?”. La ronda deliberativa de los gobernadores, cuya mayoría ya ha arreglado su situación local, tiene que aportar un ala fuerte al peronismo del AMBA.

Este se quedó con el sabot después de la caída de las candidaturas de Juan Manzur y de Sergio Uñac. Eran la última esperanza de Alberto Fernández de usar a esa liga como ariete contra Cristina y Sergio Massa (quienes se reunieron a solas dos veces en una semana en la oficina de ella en el Senado.)

Los gobernadores pondrán sus condiciones, como en 2019 impusieron que Cristina no encabezase la fórmula presidencial. Ahora están más fuertes que entonces para arrinconar al peronismo del AMBA, al que acusan de no haber gestionado con éxito ni la peste ni la economía.

Pero saben que un peronismo unido y con el 30% de los votos asegurados, sigue siendo un adversario para competir. Si no es para ganar, será para preparar el terreno de una oposición tan fuerte como la que ejercieron ante la gestión macrista, con la cual en algunos momentos llegaron a cogobernar.

La administración de Cambiemos aprendió a gobernar desde una minoría. El peronismo opositor acomodó un Senado con dos bloques peronistas, y una cámara de Diputados con tres bloques, para sacarle a la Nación lo que querían. Después de todo, la gente vive en las provincias y si éstas mejoran, mejoran todos.