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Tres plantas con poderosas cualidades medicinales que todos deberían conocer

El sarandí es un arbusto de hojas pequeñas que crece en las orillas de los ríos y arroyos, y se utiliza principalmente sus partes aéreas, especialmente las hojas y ramas mayores a dos años que concentran mayor cantidad de principios activos.

Semczuk ha explicado que el uso del sarandí en la medicina comenzó a partir del siglo XIX, como antidiabética, y para tratar los cálculos renales. La Universidad de Buenos Aires y los farmacéuticos de la UBA han llevado a cabo un trabajo de investigación para validar el efecto hipoglucemiante de esta planta en ratones, obteniendo efectos positivos. Los resultados obtenidos en este ensayo muestran que el extracto de sarandí no solo sirve para el tratamiento, sino también para la prevención de la diabetes.

La profesional también ha destacado que en los años 1960 un municipio de África del Sur se comunicó con un municipio de la provincia de Santa Fe, Argentina, solicitando que les envíen esta especie para el tratamiento de un niño que tenía resistencia a la insulina, debido a publicaciones realizadas en Inglaterra por la médica Christine Pckard, quien se curó de su propia diabetes utilizando esta planta.

Además, la decocción de las hojas de sarandí tiene acción purgante y diurética. La dosis recomendada es una cucharada sopera de las hojas desecadas en 150 mililitros de agua hervida, se deja reposar durante 15 minutos y se recomienda el consumo de 3 a 4 tazas de esta infusión diarias para el tratamiento de la diabetes. También existen formas de tinturas con una posología de 50 gotas de la tintura en medio vaso de agua, consumidas de 3 a 4 veces al día, según la indicación del envase o la prescripción médica.

El sarandí es una planta medicinal importante que está al alcance de la mano en la provincia de Misiones y se puede aprovechar sus recursos naturales para la salud. Además, el sarandí tiene un valor histórico, ya que fue el árbol donde estuvo el general Manuel Belgrano antes de hacer el cruce del río Paraná, en su misión libertadora de diciembre de 1810.

Tapekué

Rosaura Semczuk también se refirió al Tapekué, una planta muy conocida y utilizada en la región. La especialista describe la planta como una especie nativa sudamericana que es prácticamente rastrera y tiene una hoja en forma de rombo, peluda y con tricomas en ambas caras de la hoja y el tallo. Presenta inflorescencias blanquecinas en las axilas de las hojas y el tallo. El fruto, que es un aqueño ganchudo, es la forma más clara de identificar la especie.

Según Semczuk, se utilizan principalmente las hojas de la planta. La Tapekué es invasiva de los cultivos, por lo que actualmente no se cultiva con fines medicinales, sino que se extrae de la naturaleza. A nivel popular, se utiliza como diurética, sudorífera, anticonceptiva, para el tratamiento de úlceras y como refrescante y colagogo. Además, es reconocida en el uso popular tradicional del Paraguay como un tratamiento para todo tipo de afecciones de la piel, incluyendo el fuego de San Antonio, el herpes, la sarna, el eczema, las llagas y las heridas infectadas.

La Tapecué también ha sido objeto de varios estudios científicos que han validado sus propiedades medicinales.

Por ejemplo, investigadores del Instituto de Medicina Regional de la UNE encontraron que la planta tiene propiedades inhibitorias para una planta conocida como yerba carnicera y para el Tapekué.

El Tapekué mostró un efecto importante como inhibidor de los hongos que producen las micosis en la piel. Además, en un estudio realizado por el doctor Carlos Altamirano en la Universidad de Misiones, se encontró que la planta tiene propiedades antiproliferativas frente a líneas celulares tumorales correspondientes al adenocarcinoma de mama triple negativo.

La Tapekué también se utiliza como tratamiento para la artritis en uso interno, como limpiador de heridas y úlceras en uso externo, y en lavados vaginales para curar la leucorrea y la gonorrhea. Las dosis recomendadas son de 30 gramos de la planta en un litro de agua para uso interno en forma de infusión, y de 70 gramos de la planta en un litro de agua en decocción para el uso externo.

Semczuk enfatiza la importancia de conocer y ver las imágenes de la planta y de entender cuáles son sus características para poder identificarla correctamente y darle el uso adecuado en las dosis correctas..

Además, Rosaura Semczuk, comentó una novedad muy interesante. Se trata del Physalis alkekengi, una planta que para ella es una rareza exótica pero que en otros países es muy común, ya sea como decorativa, alimento o como remedio medicinal.

Physalis alkekengi

Semczuk nos cuenta que el Physalis alkekengi es una planta rica en vitamina C, calcio, potasio y vitamina A, siendo ésta última muy importante ya que es un poderoso regenerador celular. Además, es un fruto bajo en calorías y grasas, apto para personas diabéticas y con un alto poder antioxidante, lo que fortalece el sistema inmune.

La especialista también destaca que esta planta es muy efectiva como antiparasitario y para eliminar amebas, además de tonificar el nervio óptico. Su sabor es agradable y se puede consumir fresco o en forma de mermeladas deshidratadas. Sin embargo, es importante tener en cuenta que la planta es venenosa, por lo que es necesario manipularla con cuidado y lavarse las manos antes de tocar cualquier otra cosa.

Otra particularidad del Physalis alkekengi es que cuando se extrae verde, no madura después, por lo que es recomendable dejarla madurar en la planta para aprovechar mejor su sabor y propiedades antioxidantes.

En conclusión, el Physalis alkekengi es una planta muy interesante por sus múltiples propiedades y beneficios para la salud, pero es importante tener en cuenta su manipulación y dejarla madurar en la planta para disfrutar mejor de sus propiedades. La recomendación de Semczuk es aprender a utilizar mejor nuestras plantas para aprovechar al máximo sus beneficios.