El autor
Por Dayvi López Vargas
Este conflicto dominico-haitiano ha incrementado el sentimiento nacionalista. Haití es un estado imperialista y estamos ante imperios, por un lado, el de Haití y por el otro, Europa y Estados Unidos: entre la hostilidad y la indiferencia.
La lucha contra el terrorismo internacional en estos dos países, al parecer, no existe. Es solo reservado a unos cuantos países con poder en el Consejo de Seguridad. A esto hay que sumar a los académicos e internacionalistas de este país, al parecer, ante este conflicto están «bajo las rocas».
Existe complicidad vergonzosa, ya que no están defendiendo a la primera civilización de América, mientras esta lucha por preservar su identidad.
Los enemigos de afuera y los de dentro de la República, deben saber que debemos evitar crímenes atroces en masas a la población dominicana. Estamos ante verdaderos criminales internacionales que se han especializado en destruir Haití y trasladar forzosamente los haitianos a la parte oriental de la isla. Las manos de muchos, de aquí y de allá, están embarradas de sangre.
Esos son delitos graves de lesa humanidad cometidos contra la población civil haitiana y ya se ha internacionalizado con el asesinato de dominicanos, así como, con la violación, la tortura, la esclavitud y la deportación forzada de haitianos a la Patria de Duarte, Santana, y Luperón.
La Resolución 51/210 es clara con condenar el terrorismo internacional. Los organismos internacionales, su principal rol es evitar la escalada de los conflictos; incluso, no deberían los Estados recurrir a ellos, deberían ellos recurrir a los Estados y así reducir la escalada del conflicto, y ser tan eficientes, como lo son con la «Agenda 20-30″ o con sus acciones en favor de “protección” de derechos humanos.
Los Estados de manera pragmática deben proteger su población. Los mismos organismos internacionales no prohíben del todo recurrir a ataque en defensa de la población. Esto incluye la posibilidad de una acción militar contra el estado o grupos responsables de desestabilizar el país.
República Dominicana tuvo un precedente cuando el Prof. Juan Bosch iba a atacar Haití mediante la «Operación Mangú». Bosch alegó proteger la Embajada Dominicana en Haití. Además, el gobierno haitiano permitía que grupos ataquen a soldados dominicanos en la frontera.
El “Estado” que apoya terrorista, deja de ser Estado y pasa a formar parte de aquellos dirigidos por terroristas, como el caso del Irak, de Sadam Hussein, o el Afganistán, de Bin Laden. Lo que les ocurrió a esos terroristas, ya todos lo sabemos.
Los terroristas haitianos han implementado el terror de manera sistémica. El terror, como arma política y de desestabilización. Debemos averiguar si intencionalmente están en calidad de mercenarios o de terroristas; debemos evitar genocidios como el de Ruanda, es un pasado negro, un mal referente, donde la comunidad internacional no intervino, y las consecuencias fueron atroces.
Ese genocidio fue provocado y los organismos internacionales en uno de sus informes dijeron que por «la falta de recursos y la falta de voluntad para asumir la responsabilidad de impedir o detener el genocidio». Esa experiencia nos debe llevar a pensar en no permitir suceda esto en estas tierras del Caribe…
jpm-am
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