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Milei, Karina, Macri y Patricia: las 12 horas frenéticas que sellaron el acuerdo para ir contra Massa

No fue cena. Tampoco hubo café. Sólo un vaso de coca light en la mesa. Poco antes de las diez y media de la noche del martes, Javier Milei, su hermana Karina y Guillermo Francos entraron a la casa de Mauricio Macri en Acassuso, en el norte bonaerense, invitados por el anfitrión y por Patricia Bullrich.

Media hora después se sumaron Diego Santilli y Cristian Ritondo, invitados por el ex presidente. Un reducido G7, parte y testigo de una reunión que muchos intentaron guardar bajo siete llaves pero que se filtró y en la que se cocinó un acuerdo político electoral al que todavía le faltan ajustar varios puntos.

Fue la segunda vez que el ex presidente recibió en su hogar al líder libertario, incluso la segunda vez que lo vio personalmente: la primera fue hace dos años, cuando Milei lo conoció, también acompañado por Bullrich. Las múltiples charlas que tuvieron en este tiempo fueron telefónicas, o vía llamada, o por Whatsapp.

Ponerle límites a la ambición de Massa

La reunión, que todos los integrantes definieron como amable, fue prácticamente un monólogo de Bullrich, con intervenciones puntuales de Macri, opiniones de Milei en temas específicos y el silencio casi absoluto de su hermana. "Hablan poco", suelen decir quienes conocen a los Milei por primera vez.

Como cuando se pronuncia en público, Bullrich fue directa. Blanqueó su decisión de apoyar a Milei en el balotaje, olvidando los rencores recientes entre ambos, pero sobre todo haciendo hincapié en un argumento con el que Macri coincide.

"Si dejamos que gane Massa va a hacer estragos como hizo Kirchner, nos va a comer a medio PRO y a más de medio radicalismo, va a copar la Justicia y a manejar la Corte Suprema. Es vivo, no es ningún pelotudo", fue el tajante mensaje de Bullrich.

La oferta de Milei y la cautela de Macri

Milei, con su hermana, fueron a la cumbre en Acassuso. Milei, con su hermana, fueron a la cumbre en Acassuso.

Cuando fue su turno, Milei les dijo que está dispuesto a negociar puestos clave en un eventual gobierno suyo con tal de que el PRO consensuara un apoyo hacia su candidatura. "No es momento de hablar de eso, primero hay que ganar al elección", lo calmó Macri.

El ex presidente tiene diferencias en los modos y en los tiempos de Bullrich para comunicar el apoyo a Milei que terminó haciendo explícito el miércoles al mediodía en una conferencia de prensa. Antes, Macri la había escuchado y avalado, en privado, aunque también le marcó matices sobre cómo negociar ese acuerdo. Por eso le pidió que el anuncio lo haga a título personal, con su compañero de fórmula Luis Petri y sin involucrar al resto del PRO.

Macri va a confirmar su apoyo a Milei en los próximos días, pero por un tiempo elegirá guardarse. Si bien le dijo al libertario que no es tiempo de negociar cargos, sabe que lo que venga por delante tiene que darle garantías al partido, gobernabilidad sobre todo, y el manejo de áreas importantes en la gestión en caso de que Milei sea electo.

Fastidio por la decisión inconsulta

La noctámbula cumbre en Acassuso no cayó bien en el resto de los integrantes de la mesa chica del PRO, sobre todo en Horacio Rodríguez Larreta, el más díscolo dentro del partido sobre cerrar un acuerdo con el economista, que en campaña y fuera de ella lo descalificó de manera constante.

Ese malestar, en buena medida, derivó en la suspensión de la cumbre prevista a las 11 en la sede de la calle Balcarce, aunque en los hechos a la misma hora los mismos actores, y otros que se sumaron, se reunieron en la casa de Bullrich en Palermo. Allí Patricia comunicó su decisión, que remarcó, era propia e incluía también a Petri, casi más PRO que radical por estas horas.

En ese encuentro, exactamente 12 horas después de la exclusiva cumbre en la casa de Macri, todos los que estuvieron presentes tuvieron su oportunidad de expresarse, y más allá de Larreta, el resto coincidió en que de ninguna manera se le puede facilitar el triunfo a Massa y por consiguiente al kirchnerismo.

Larreta, en desacuerdo con la estrategia de los halcones del PRO. Foto: Juano Tesone.Larreta, en desacuerdo con la estrategia de los halcones del PRO. Foto: Juano Tesone.

Hubo consenso absoluto, aseguran, para trabajar en la unidad del PRO, prioridad en estos días convulsivos en los que ya casi ni se discute sobre el futuro de Juntos por el Cambio. Para la mayoría de los miembros del partido amarillo la división de la alianza es cosa casi juzgada, porque entienden que más allá de que el radicalismo se haya declarado prescindente hacia el balotaje, hay dirigentes del partido estrechando lazos con Massa.

El domingo, en pleno búnker de Parque Norte, se produjo el cisma definitivo, consideran. Una versión que circula con fuerza es que cuando llegó Bullrich, cerca de las 20.30, ya les aseguró que no había ninguna posibilidad de remontar la elección.

Gerardo Morales y Martín Lousteau, máximos referentes radicales en la actualidad, le habrían pedido que en su discurso apuntara contra Milei, que le pegó sin reparos al radicalismo durante toda la campaña.

Por el contrario, Bullrich centró todas sus críticas contra Massa. Morales se bajó del escenario, Lousteau ni siquiera subió. Menos de 72 horas después de la elección, confirmaron que las diferencias con Macri y Bullrich son irreconciliables.

Bernardo Vázquez
Bernardo Vázquez

Editor de la sección Política

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