El sorpresivo resultado de las elecciones presidenciales tuvo efectos secundarios por todos lados pero el más notorio y el que más ruido hizo fue la virtual ruptura de Juntos por el Cambio. A título personal, la exfórmula presidencial de la alianza, Patricia Bullrich y Luis Petri, decidió hacer como si nada hubiera pasado y -tras insultos y descalificaciones de todo tipo- acordaron una tregua con Javier Milei para acompañarlo en el balotaje.
Una postura que también tomaron otros integrantes de JxC, pero siempre a título personal. Nadie quiere hacerse cargo de firmar oficialmente el acta de defunción de la alianza, y todos se encargaron de aclarar que lo hacían a título personal, o al menos de cada uno de los partidos que representan.
Previo al anuncio de Bullrich, Ernesto Sanz, expresidente de la UCR y uno de los fundadores de Cambiemos, advirtió que si el PRO tomaba una determinación por cuenta propia, habría problemas. "Si las partes empiezan a decidir cosas diferentes, es obvio que se rompe", dijo.
En tanto, el presidente de la UCR, Gerardo Morales, adelantó que no apoyarán a ninguno de los candidatos, y sostuvo que muchas de las declaraciones de Milei "fueron una falta de respeto", al tiempo que marcó a Bullrich y Mauricio Macri como los responsables de romper la alianza. Cambia Mendoza, junto a todo el oficialismo mendocino, se declaró neutral de cara al balotaje. "No acompañaremos ningún proyecto político", afirmaron.
En tanto, el presidente de la Coalición Cívica (CC), Maximiliano Ferraro, ratificó que esa fuerza "no va a apoyar" a Sergio Massa ni a Javier Milei en el balotaje, y anticipó que impugnarán su voto.
Todo este terremoto dentro de la oposición no hace más que darle más ventaja al candidato oficialista, Sergio Massa. Apenas finalizaron las PASO subió al ring a Milei y advirtió que "después de las generales JxC desaparece". El sueño pareciera hacerse realidad, y casi que hay un disfrute al ver cómo unos deben pedir perdón y acercarse a "la casta" que tanto castigaron, mientras otros buscan la forma de no quedar relegados de la posibilidad de formar parte de un Gobierno.
Dentro de la escena, por supuesto, también aparece Mauricio Macri, que pareciera ir por todo; o por nada. Que el expresidente coquetea con Javier Milei desde hace ya tiempo no es novedad. Siempre intentó mantener esa relación con un perfil bajo, aunque el libertario fue quien se encargó de blanquear "el buen diálogo" que hay entre ambos.
Macri siempre le puso algunas fichas al líder de LLA, incluso cuando Patricia Bullrich y Horacio Rodríguez Larreta dirimían quién sería el candidato de JxC, y hoy aparece como el gran armador de toda esta jugada que prácticamente dinamita la coalición.
Su jugada fue ambiciosa. Si Bullrich entraba al balotaje, todo seguiría como hasta entonces. De lo contrario, los puentes con Milei ya estarían tendidos y sería cuestión de sentarse a hablar, como finalmente ocurrió el martes por la noche.
La Libertad Avanza, se sabe, ni tiene ni tuvo una estructura demasiado importante como para hacer frente a una gestión de Gobierno. Era casi una fija que precisaría del aporte externo, y con Macri siempre tuvo buena sintonía.
Para el expresidente, además, el éxito de esta jugada tiene otra lectura. Aunque en forma indirecta -ya que no fue candidato a ningún cargo- está claro que en un supuesto gobierno libertario le daría la chance de volver a formar parte de la gestión, aunque sea entrando por la ventana.
Del otro lado de esta nueva coalición, para Javier Milei esto implicará cambios en el discurso si o si. Habrá que decirle adiós, por ejemplo, a la dolarización y a la quema del Banco Central, dos de los ejes más mediáticos de la campaña libertaria hasta el domingo pasado.