Argentina
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Brilla, brilla Federico Klemm: a 20 años de su muerte, su obra resplandece

Los tigres y las panteras negras llegaron caminando por calle Florida. Todo porque Federico Klemm quería festejar su cumpleaños en el espacio en que actualmente se encuentra su Fundación (Marcelo T. de Alvear 628), cantando un aria de la ópera Sansón y Dalila (amaba la ópera) con los animales acompañándolo.

Y aunque a todos sus amigos les pareció un delirio, la fiesta se hizo así, con animales incluidos, y más de 60 invitados sentados a la mesa en el subsuelo de la Galería del Este-Galería Embassy. Más tarde, algunos se asustaron y corrieron por el asunto de los animales sueltos.

Los domadores intentaron poner calma, mientras los galeristas, artistas y críticos de arte estaban subidos a las mesas… Todos preguntándose qué era eso, de qué se trataba. “Aunque los tigres estaban preparados para esto, no tenían uñas afiladas ni dientes”, comenta un testigo del cumpleaños.

Federico Klemm, de joven. Archivo familiar/ gentileza.
Federico Klemm, de joven. Archivo familiar/ gentileza.

“Esto ocurría por el año 95”, detalla Fernando Ezpeleta, hombre de confianza de Federico desde que inició sus proyectos de Fundación y de galería de arte en el 91. “Desde los 70, Federico fue mi primer llamado de la mañana y el último de la noche. Fuimos de todo menos amantes”, detalla Ezpeleta.

Intenso, desprejuiciado, extravagante y bello, el fascinante Federico Klemm –checoslovaco nacido en marzo de 1942, artista, mecenas, millonario, gay, queer, hijo no querido por su padre, Frederick Josef Klemm, amado y defendido por su madre, Rosita Marekev–, falleció hace 20 años, un 27 de noviembre de 2002.

Este domingo se conmemora esta fecha tan importante para el mundo cultural porteño, tanto por lo disruptivo de sus producciones como también de su vida: ser gay en la Argentina de los 70, 80, 90 era duro (y en muchos contextos aún lo es). Ser gay, millonario, mecenas, artista y no querer pasar desapercibido, aún más. Ser gay y morir de sida, rechazado y cruelmente cuestionado socialmente.

Mientras Klemm vivió, el mundo entero acudía a sus performances, fiestas y banquetes. Archivo familiar/ gentileza
Mientras Klemm vivió, el mundo entero acudía a sus performances, fiestas y banquetes. Archivo familiar/ gentileza

Mientras Klemm vivió, el mundo entero acudía a sus performances, fiestas y banquetes. Al fallecer, quienes acompañaron el delgado, esmirriado cuerpo en el cementerio alemán eran muy pocos: la muerte no interesa a quienes esperan beneficios, dinero o fama. A menos que hayan sido nombrados como herederos.

Homenajes

La Fundación Klemm viene celebrando desde marzo la conmemoración de los 20 años de la muerte de Federico y los 80 de su nacimiento, detalla Valeria Fiterman (a cargo junto con Ezpeleta del espacio) con su programación El encantador de la noche.

Para eso organizó, entre otras cosas, exposiciones-homenaje a la producción, acción y vida de Klemm, organizadas en tres episodios, Telecristales y homoerotismo, El cisne en llamas y la que actualmente puede visitarse en las salas de la fundación, Opera madre, en la que tanto la ópera (pasión de Federico) como su madre (figura nuclear en su vida) ocupan los ejes curatoriales principales.

La Fundación Klemm viene celebrando desde marzo la conmemoración de los 20 años de la muerte de Federico y los 80 de su nacimiento, Archivo familiar/ gentileza.
La Fundación Klemm viene celebrando desde marzo la conmemoración de los 20 años de la muerte de Federico y los 80 de su nacimiento, Archivo familiar/ gentileza.

Rosita, madre de Federico (checoslovaca de origen casada con Frederick Josef, alemán) fue la figura principal de muchas de sus pinturas. El otro gran tema que aparece en las obras de Federico son los chongos, bellos, apolíneos, deslumbrantes.

Hasta los 7 años, Federico vivió en Liberec, zona de litigio ocupada por los nazis. Luego la familia huyó de la zona de conflicto. Llegados a la Argentina, al principio vivieron unos meses en Tigre y después compraron una casa en Belgrano. Mas tarde se mudarían a la casa de la calle French, en donde Federico y su familia residieron hasta la muerte (casa que, una vez fallecida Rosita, se incendió, nunca se conoció con exactitud la causa).

El padre, empresario vinculado, por ejemplo, a la celulosa (el abuelo de Federico también había sido un empresario industrial muy importante en Alemania), tenía un buen pasar y pudo reorganizar rápidamente sus negocios en Argentina.

"Klemm. La extraordinaria vida del ícono pop argentino contada por amigos, amantes, artistas y adversarios", de Rodrigo Duarte (Aguilar, $5.299 papel; $1.489 ebook).
"Klemm. La extraordinaria vida del ícono pop argentino contada por amigos, amantes, artistas y adversarios", de Rodrigo Duarte (Aguilar, $5.299 papel; $1.489 ebook).

Al terminar Federico el Carlos Pellegrini, Josef lo puso a trabajar en la empresa. No hubo forma de que le gustara eso. Muchísimos años más tarde, al fallecer el padre –quien tuvo un hijo extramatrimonial con su secretaria (a quien puso el mismo nombre que a su primer hijo, Federico) y que mantenía una casa paralela con ella a una cuadra de distancia de la casa familiar “primera”, la “grande”–, Federico se libera de la presión por la empresa: hereda.

Desde entonces sus deseos y sueños comienzan a realizarse en escala potente: espacio de arte, programa de televisión, proyectos. Ezpeleta comenta, en el libro Klemm. La extraordinaria vida del ícono pop argentino contada por amigos, amantes, artistas y adversarios, de Rodrigo Duarte: “Cuando egresó del Pellegrini, Federico entró de inmediato a trabajar con el padre, un hombre muy hábil, que ya venía con una cartera importante de clientes de Europa y enseguida de su llegada armó una empresa acá".

Agrega: "Federico-padre competía mano a mano con Bunge&Born. Continuar en el negocio familiar era un mandato, así que Federico iba todos los días al escritorio. Se levantaba, aunque a las dos de la tarde, porque en la mañana él no existía, hacía todos sus afeites, se vestía e iba. Su trabajo, principalmente, era estar ahí”.

¿Pero cómo observar la obra plástica de este artista que fue, también, mecenas, gestor cultural e importante (aunque discreto) personaje de la noche-gay porteña? Foto Archivo familiar/ gentileza
¿Pero cómo observar la obra plástica de este artista que fue, también, mecenas, gestor cultural e importante (aunque discreto) personaje de la noche-gay porteña? Foto Archivo familiar/ gentileza

Edgardo Giménez, por su parte, afirma: “Obviamente hay una fuerte carga de homofobia en todo el asunto entre Federico y el padre”.

La artista Dalila Puzzovio recuerda una anécdota de aquella época, citada en el libro mencionado: “Federico iba al puerto con la mamá a recibir los envíos de la empresa y caía vestido con un tapado de gamuza con cuello de zorro y todo maquillado. El espectáculo que era eso en aquella época y en un lugar así… Una vez, Federico estaba en la oficina y entraron ladrones a robar, hicieron poner a todo el personal cuerpo a tierra menos a él. Cuando le vieron la pinta, le dijeron: 'Vos no, querida'".

Un performer-dios

El vestuario y el maquillaje eran de vital importancia para Federico, en especial, sus cabellos. Cuando la policía lo metió en la cárcel durante la dictadura, lo golpearon todo y le arrancaron el pelo, su cabellera jamás volvió a ser la misma. La variedad de peinados-marañas que comenzó a crear desde entonces fueron parte de su marca-personal.

El vestuario y el maquillaje eran de vital importancia para Federico Klemm, en especial, sus cabellos. Archivo familiar/ gentileza
El vestuario y el maquillaje eran de vital importancia para Federico Klemm, en especial, sus cabellos. Archivo familiar/ gentileza

¿Pero cómo observar la obra plástica de este artista que fue, también, mecenas, gestor cultural e importante (aunque discreto) personaje de la noche-gay porteña? ¿Cómo reflexionar hoy acerca de su retrato de Mirtha Legrand (a cuyo programa fue invitado varias veces), de su madre Rosita, de su galgo Olaf…?

“La representación del cuerpo masculino, de figuras que se camuflan entre mitos y relatos religiosos, cuerpos sexualizados, deseados y deseantes, aparecen en sus obras”, señalan los curadores de las exposiciones Guadalupe Chirotarrab, Feda Baeza y Santiago Villanueva.

“Estas imágenes, que luego se integraban a sus foto-pinturas, tenían como punto de partida tomas que el mismo Klemm hacía a sus hombres-modelos”. La tragedia, drama y comedia de la ópera aparecen en el clima de sus obras, en especial de aquellos retratos de su madre, a quien pintó incluso en su velatorio.

"Telecristales y homoerotismo" dio inicio a las muestras homenaje a Federico Klemm. Foto Lucía Merle
"Telecristales y homoerotismo" dio inicio a las muestras homenaje a Federico Klemm. Foto Lucía Merle

Cuando estas obras de Klemm aparecieron, la técnica de la pintura sobre fotografía que utilizaba era observada de reojo, críticamente. Muchos pensaron que era un mal pintor. Hoy esa perspectiva se revirtió; la debilidad de convirtió en fortaleza.

Del niño que sufrió bullying en el colegio, una relación tenebrosa y de desprecio de su padre hacia él, y también el sufrimiento de vivir estigmatizado (“por excéntrico, por gay, hasta se resistió, ya muy enfermo, a hacerse el test de HIV para que no cayera sobre él otro estigma más”, detalla Ezpeleta), al performer-dios que se convertía en luz, en brillo, cada vez que irrumpía en escena, descendiendo las escalera de su galería o de su casa cantando arias de ópera, extremadamente maquillado, con un candelabro entre las manos, una capa de terciopelo y su mente puesta en María Callas o Rudolf Nuréyev, pasando por su costado como generoso protector de artistas y amigos pobres, y como el primer crítico de arte anticipado al formato Tik-tok: el Klemm-mito, el Klemm-Gilda, Maradona, aparece a 20 años de su muerte, comprendido e instalado con toda su fuerza en la escena cultural argentina. Como se menciona en el libro, citando el aria del torero de Carmen: “Ahora es tu turno. El amor te espera”.

PC