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Fue paciente de Lacan por veinte años y hunde las neurociencias: "Es una teoría racista"

“Algo tenemos que aprender del movimiento feminista actual. Los hombres deben reconocer su parte femenina y que la liberación de las mujeres es una liberación para ellos mismos”. Gérard Pommier agita el avispero a cada minuto. Tiene 80 años y es un psicoanalista de talla internacional. En parte, por haber sido paciente del propio Jacques Lacan durante 20 años.

Autor de casi veinte libros sobre psicoanálisis (entre los cuales está el reciente Mon aventure avec Lacan, aun no traducido al español, donde narra la "aventura" con su ex analista), Pommier vino de visita desde Francia y está dispuesto a compartir sus impresiones sobre el mundo actual.

La sensación de cara a este reconocido intelectual es la de respirar un legado con varias capas.

Por un lado, la sabiduría de Sigmund Freud, creador del psicoanálisis, encarnada en la figura de Jacques Lacan, su gran intérprete en el siglo XX y quien (para decirlo en un injusto reduccionismo) engrosó la teoría psicoanalítica con distintas cuotas de filosofía, lingüística y hasta matemática.

Por otro, por el traspaso de saberes que bajaron del propio Lacan directo a Pommier, quien a su tiempo le abrochó, al todo, su impronta.

La mirada del mundo actual del psicoanalista francés Gérard Pommier, ex paciente de Lacan. Foto Germán García Adrasti
La mirada del mundo actual del psicoanalista francés Gérard Pommier, ex paciente de Lacan. Foto Germán García Adrasti

De Freud, Lacan y los psicoanalistas argentinos

Es martes y Clarín arrancó la entrevista con tono mundano. “No, no el partido no lo vi... ¡Prefiero las asociaciones psicoanalíticas!”, descolocó Pommier.

Lo trajo la Facultad de Psicología de la UBA para dar una charla en el XIV Congreso Internacional de Investigación y Práctica Profesional en Psicología.

Experiencia académica no le falta. Fue director de Investigaciones de la Université Paris Cité, es profesor emérito de la Universidad de Estrasburgo (Francia) y docente honorario de la Universidad Nacional de Rosario desde 2015, ciudad de la que es considerado “visitante ilustre”. 

La atención local en este especialista tiene sentido. Sin contar que en Argentina está la mayor proporción de psicólogos del mundo, el psicoanálisis tiene un peso específico acá. Lo remarca el propio Pommier, cuando -adulador- realza cómo los argentinos "sí saben conservar" el psicoanálisis en todo su esplendor.

Esplendor que, en general -dice- están aplastando las ultraderechas. Y, en particular (para la polémica calurosa), las neurociencias.

- En Argentina, el psicoanálisis tiene un lugar importante. Sin embargo, ganan terreno psicoterapias como el cognitivismo, más rápidas y concretas. ¿Qué opina?

- No es esa la amenaza contra el psicoanálisis y la salud mental. La amenaza es la importancia que se le está dando a la neuropsicología, que es una mentira. Buscan dentro del cerebro aquello que creen que no funciona. Ahora bien, el sujeto no “es” en el cerebro sino en la palabra. Es la palabra la que puede curar o, mejor, aliviar las dificultades psíquicas. Hoy, algunos psicoanalistas, especialmente en Francia, impulsan el neuro-psicoanálisis, lo que es una locura, una vergüenza.

- En Argentina tambien ganan terreno otras corrientes...

- No. No hay riesgo de que esto ocurra en la Argentina. Es un país muy fiel, no solamente a Freud y a Lacan sino a otros analistas importantes de acá. Pero lo que importa es que son fieles al sujeto mismo. Argentina es el país más capaz de resistir la invasión de los analistas norteamericanos que han traicionado el psicoanálisis. Lo otro ocurre en Europa en el mismo momento en que triunfan las derechas nacionalistas racistas. En Francia, por ejemplo, el 20% de la población vota a la extrema derecha.

- ¿Ve una relación entre las neurociencias y la extrema derecha?

- Las neurociencias buscan dentro del cerebro la causa de la enfermedad, lo que es una teoría racista. La causa de la enfermedad no está dentro del cerebro. El lugar es la cultura, el entorno del sujeto, su familia, donde vive.

- La pandemia realzó el rol de la ciencia como emisora de “verdad”. En este contexto, la neuropsicología también vive un auge importante y...

- (Interrumpe) Pero son tesis racistas, decir que los problemas están dentro del cerebro y que no se vinculan a la familia, la sociedad... Es eso lo que produce la locura y las dificultades del deseo que tienen todos los seres humanos desde Adán y Eva.

El psicoanalista Gérard Pommier vino a la Argentina para participar de un congreso en la Facultad de Psicología de la UBA. Foto: Germán García Adrasti
El psicoanalista Gérard Pommier vino a la Argentina para participar de un congreso en la Facultad de Psicología de la UBA. Foto: Germán García Adrasti

- Entonces, por ejemplo, en una persona con ataques de pánico no habría manifestación cerebral visible. ¿Es así?

- Sí, la hay, pero en segunda instancia. La primera manifestación es en la palabra. Los neurocientíficos no son capaces de detectar la existencia del sujeto en el cerebro y esto es porque solo existe en la palabra intercambiada. Primero, en la familia; después, en la sociedad. Por suerte los psicoanalistas de Argentina entienden esto: son los más claros del mundo.

- Un tema que preocupa es que se volvió “normal” que personas cada vez más jóvenes manejen sus momentos de ansiedad, depresión o estrés con medicación psiquiátrica. Usted es psiconalista y psiquiatra. ¿Qué opina de este fenómeno?

- Se toma, sí, pero solo da un alivio momentáneo, paliativo. Ocurre con los medicamentos y con otras drogas, incluyendo opiáceos y cocaína, que solo generan una sensación de alivio y si se toman indefinidamente acortan la vida. Pueden aliviar en el momento, pero la cura de la causa misma de la enfermedad es siempre la palabra. Es aquello que se puede decir. El decir es el sujeto.

- ¿Cómo describiría la función social de sustancias como los opioides o la propia cocaína?

- Hacen soñar. Llevan a cualquier sujeto al pasado, un pasado de sufrimiento, donde priman los deseos incestuosos de la infancia, como en el inicio de la humanidad, el pecado de Adán y Eva, que eran hermanos. Las drogas como la cocaína y los opiáceos ponen al sujeto en una posición regresiva. Lo llevan a lo infantil incestuoso. El abordaje se debe hacer con la palabra.

- Hablamos de psicoterapias "rápidas" que ganaron terreno. Hay quienes creen que el psicoanálisis debió aggiornarse para estar a la altura de la inmediatez que demandan los problemas del mundo actual. ¿Qué opina?

- No pienso que haya un error de Freud o Lacan o de otros psicoanalistas importantes. Sostuvieron claramente que (enfatiza el tono cortante) la-cura-es-con-la-pa-la-bra. Mi preocupación es la ideología de derecha, que está ganando terreno en todas partes. En especial, en Europa y Estados Unidos. Son sectores que luchan contra las determinaciones sociales. Prefieren cualquier alivio a la curación. Esto no es nuevo.

- Le cambio de tema. Un tópico central, hoy, son las redes sociales. Hablamos en público más que nunca, y queremos ser aprobados y mirados por el otro. ¿Cómo impactó este fenómeno en el consultorio?

- Pero, para ser eficaz, la palabra debe ser dicha “en presencia”, en presencia de quien escucha. No solo en las redes sociales, lo que por supuesto es bueno. Es bueno que haya intercambios, por fin, y nosotros somos optimistas, en este sentido, si bien es un combate...

- La pregunta apuntaba a cómo ve que afectan las redes sociales a las personas.

- El problema es que los intercambios de este tipo dependen de medios dirigidos por las grandes potencias, digamos. No solo capitalistas, pero sí de derecha. E influyen mucho en el debate social que ocurre después.

- Usted ha enfatizado la importancia de terminar con el pasado cultural opresor de mujeres y hombres. La liberación de las mujeres, señaló, está liberando a los hombres de la carga de ocultar su costado femenino; y a las mujeres, de la maternidad, que trae aparejada la postergación de la femineidad. ¿Colaboró el psicoanálisis a consolidar esas concepciones, ahora cuestionadas?

- De ninguna manera. Ya en 1905, en Tres ensayos para una teoría sexual, Freud mostró que los hombres tienen una parte femenina también. Es su media parte. Como en el Paraíso, la media parte de Adán es femenina; es Eva. Freud no ignoraba esto. Es cierto que algunos analistas han ignorado el mensaje de Freud. La lucha de las mujeres es contra la potencia paternalista, que las oprime y viola desde el inicio de los tiempos, al igual que a los homosexuales. Sin dudas tenemos que aprender del movimiento feminista actual. Los hombres deben reconocer su parte femenina y que la liberación de las mujeres es una liberación para ellos mismos.

Ex paciente de Jacques Lacan, el psicoanalista francés Gérard Pommier, de visita en la Argentina. Foto: Germán García Adrasti
Ex paciente de Jacques Lacan, el psicoanalista francés Gérard Pommier, de visita en la Argentina. Foto: Germán García Adrasti

- No puede negarse que postergar la maternidad tiene un costo para el cuerpo, ya que, en ocasiones, implica acudir a procedimientos invasivos para poder concebir...

- Pero yo pienso que con la ciencia moderna se llegará a los resultados que se buscan. Estos son los problemas de la modernidad. No hay que asustarse por ello.

- O sea, hay que apoyarse en la ciencia...

- Sí, sí. Pero el inconsciente y el psicoanálisis son también una ciencia. De otro tipo que la ciencia matemática, pero son una ciencia.

- Muchos no lo consideran así, ¿no?

- (Risas) Pueden decirlo, pero son neuróticos. Tienen dificultades porque no pueden explicar el inconsciente con la biología.

- Hablamos de la opresión. Estamos en medio del Mundial en Qatar, país que considera a la homosexualidad un delito. Todo esto, cuando empieza a haber una mínima ampliación de derechos sobre las libertades sexuales y de identidad de género. El psicoanálisis entra en conflicto con algunos postulados de los colectivos LGBTIQ. Por ejemplo, la condición -que sostiene un sector- del “ser de nacimiento” de la identidad de género y la orientación sexual. ¿Qué opina?

- La determinación del género psíquico, la posición de cada quien en su deseo, no es una determinación genética ni biológica ni racial. Es del sujeto. Concebirlo como algo genético tiene un costado racista que (salvo los más progresistas) algunos no ven. Quienes dicen que es genético sostienen una tesis racista y fascista.

- Usted nació en los años 40 y quizás coincida en observar una caída de los grandes valores que pujaron las democracias de la segunda mitad del siglo XX. En medio de una guerra como la de Ucrania, ¿qué le preocupa del mundo actual?

- (Risas) ¡No puedo decirlo en unas pocas palabras! Lo más importante es el futuro del sujeto en una sociedad que lo considera una máquina que, de algún modo, lo elimina. Es la pulsión de muerte que está en actividad.

- ¿Dónde ve esa pulsión de muerte? ¿Qué formas adopta?

- Cuando Freud la descubrió... bueno, es el deseo incestuoso que puede matar. Se ve en la política de derecha. La política contra los extranjeros, por el deseo incestuoso de mantenerse dentro de la familia.

- Habló de un "hombre máquina". ¿A qué se refiere?

- Los tratamientos de muchas terapias consideran al cerebro como una máquina en la que hay que añadir ciertas cosas, operar, dar medicamentos. Esto no es nuevo. Perdón, pero voy a tomar las cosas de manera extrema: el nazismo tomaba el cerebro y los genes como la causa de la locura. Es el avance de las ideas de derecha. Son las mismas tesis que vuelven otra vez.

- Hablando de volver, una pregunta que le habrán hecho demasiadas veces: ¿Cómo fue su relación con Lacan?

- (Risas fuertes). ¡No puedo decirlo en pocas palabras! Lacan era absolutamente... se enfocaba en las determinaciones del deseo de cada sujeto. Cada sujeto como diferente del deseo de su padres, de su sociedad. Y por eso, dijo, hay progreso, por eso avanza la humanidad. Porque el sujeto es por fin responsable. Eso es lo tan interesante que sostienen mis amigos argentinos: la libertad del sujeto que habla.

PS