Mientras Portugal y Uruguay cerraban la segunda fecha del grupo H en el estadio Lusail, un hombre ingresó al campo de juego con la bandera del orgullo LGBTIQ+ y una remera con reclamos por Ucrania y las mujeres de Irán.
El hombre llegó hasta el círculo central y fue interceptado por guardias de seguridad. La bandera quedó en el piso durante unos segundos y fue el árbitro del encuentro, el iraní Alireza Faghani, quien la levantó y llevó hasta uno de los costados de la cancha hasta que fue incautada por un colaborador externo.
La remera decía "Save Ukraine" ("Salven a Ucrania") con el logo de Superman en el frente y, en el dorso "Respect for iranian woman" ("Respeto por las mujeres iraníes"). Esta fue la primera vez que alguien logra colarse en el campo de juego para reclamar por igualdad de derechos.
Días atrás, la selección alemana quiso usar un brazalete en apoyo a la comunidad LGBTIQ+, no los dejaron y denunciaron censura. Otros equipos fueron alertados por la FIFA que serían multados económicamente y con amonestaciones deportivas si hacían ese tipo de denuncias.
Si bien mostrar o llevar la bandera arcoiris no está prohibido, el Código Penal catarí prevé una pena de prisión no menor a un año para la la "homosexualidad mostrada en público". En la previa del inicio de la Copa del Mundo, el repudio al país organizador aumentó cuando uno de los embajadores del Mundial, el exfutbolista qatarí Khalid Salman, calificó a la homosexualidad como un "daño mental".
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