CIENFUEGOS.— Las acciones de mantenimiento de las líneas de 220 Kilovoltios en Cuba parecen una expedición salida de una película. Largos recorridos para llegar a las torres —algunas de ellas en medio de presas—, transitar entre malezas y otros obstáculos, y el peligroso ascenso hasta las alturas.
Así transcurre el trabajo de quienes han de vigilar por el buen estado y seguridad de la transmisión de energía por estas líneas de alta tensión.
«Hemos resuelto defectos que podían haber provocado averías en el Sistema Electroenergético Nacional (SEN) gracias a la detección del dron», reconoció Ricardo Torres Cruz, director de la unidad empresarial de base (UEB) Empresa de Construcciones de la Industria Eléctrica (ECIE), principal beneficiario de este servicio que fue presentado en la Primera Feria Internacional de Cienfuegos Exposur 2023.
Ojo avizor
Son 306 las estructuras de acero destinadas a la transmisión de energía que surcan la geografía de esta provincia al centro sur del país. Conectan con territorios vecinos como Matanzas y Villa Clara en tramos que oscilan entre los 30 y 75 kilómetros (km).
Tales distancias disponen de celadores que se mueven por la zona cada cuatro días. Además, son recorridas por brigadas de trabajadores de la ECIE para la inspección técnica que hacen dos veces al año; concentrados en prever afectaciones al SEN en esta ruta eléctrica. Cargan como guía de viaje un documento que registra todos los defectos de cada estructura, pero a veces, tales diagnósticos resultan indetectables.
«Nuestros muchachos ascienden por un lado de la torre para observar los herrajes, pero difícilmente puedan observar lo que se encuentra en la otra parte de la elevación», comentó Torres Cruz, quien también subrayó que este método de trabajo no les aporta constancia visual de la labor.
La herrumbre de un tornillo que no sea erradicada puede provocar un colapso y los consiguientes daños al SEN. Por eso, una vez al año ascienden a cada una de las cientos de torres de las líneas de 200 Kv en Cienfuegos.
«El dron puede sobrevolar, pero está la mano de nuestros especialistas detrás, que se sientan a evaluar los resultados. El celular ha permitido que esto se haya convertido en un trabajo de mesa, que podamos ejecutar más órdenes desde la oficina», apuntó Torres Cruz.
Un parto múltiple
Casi a la par de su segundo embarazo, Brisey Espín Fundora, directora de la Agencia Cienfuegos, de la empresa Geocuba Cienfuegos, ha completado la gestación de un producto que también considera como su descendencia.
El producto Inspección de las Torres de Alta Tensión con Vehículos No Tripulados «ha sido un proceso difícil al que le hemos dedicado varios meses», expresó Espín Fundora a nombre de los grupos de ingeniería de la Agencia y Geocuba Cienfuegos, con quienes compartió las horas de desvelo.
Asumieron una demanda de la ECIE, que buscaba procederes más eficientes para detectar fallas y daños. Los equipos respondieron con una metodología que apoya de forma precisa la ejecución práctica de los mantenimientos.
Espín Fundora, graduada de Hidrografía y Geodesia, agregó que desde el principio se concibió para que «no solo lo realizaran nuestros pilotos en la provincia, sino para que se convierta en un servicio presente en la empresa de Geocuba en todo el territorio nacional».
En este sentido, ya La Habana y el oriente del país habían hecho sus primeras pruebas y estudios, sin completar una propuesta definitiva con Infraestructura de Datos Espaciales (IDE) y sustentada en la web con una plataforma de mapas interactivos (www.idevida.geocuba.cu), un paso de avance que ha aportado Cienfuegos.
Espín Fundora salió a su licencia de maternidad «solo cuando el producto estuvo terminado y con un contrato nacional firmado. Saber que con esa metodología que se creó desde el grupo de ingeniería de la empresa, cualquier persona puede realizar el trabajo, es una satisfacción inmensa».
Piloto de nuevo tipo
Los drones no llevan pilotos a bordo, pero requieren de un conductor remoto con muchas habilidades como Noel Rodríguez Acosta. Cuenta que ha pasado por casi todos los departamentos de Geocuba Cienfuegos, hasta que en 2019 quedó atrapado por la teledetección, y desde entonces se ha dedicado a aprender y especializarse.
«Casi todo lo que he aprendido ha sido de forma autodidacta, buscando información y contenidos de valor en internet», dijo Rodríguez Acosta, joven pinareño radicado en la Perla del Sur.
«Ya hemos volado bastante. No solo para la ECIE, sino también para la agricultura y empresas que quieren tener vistas aéreas de calidad para videos promocionales», comentó Rodríguez Acosta mientras sostiene uno de los modelos que ha aprendido a pilotar.
La experiencia con la ECIE ha sido de las más fructíferas y agotadoras. «Ya los linieros no van al campo como antes, pero yo sí. Tengo que caminar bastante y sobrevolar en ángulo de 360 grados cada una de las torres», expresó satisfecho con su trabajo.
Especialistas en el aire
La ECIE ha disminuido la frecuencia de los celajes, las complejidades de sus inspecciones técnicas y ha incrementado la precisión y rigurosidad de la labor. «Localizar el lugar exacto donde ocurrió un disparo en la línea ya resulta mucho más simple», consideró Torres Cruz.
La Inspección de las Torres de Alta Tensión con Vehículos No Tripulados comenzó por Cienfuegos, pero ya la dirección nacional de la ECIE decidió volar desde Matanzas hasta Nuevitas, especialmente en el triángulo que forman la Ciudad de los Puentes, Santa Clara y Cienfuegos, vital porque una avería aquí interrumpe la transmisión eléctrica entre el centro y el oriente del país.
Espín Fundora piensa que el producto puede extenderse a la Empresa Eléctrica, Etecsa y a la agricultura para sobrevolar amplias extensiones de cultivos.
Pequeños equipos que han simplificado complejas jornadas de trabajo. Foto: Laura Brunet Portela