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Moncloa eleva el optimismo pese a las exigencias de Puigdemont y Page emerge para liderar a los críticos

"Tiene plena confianza y tenemos plena confianza en él", sostienen fuentes socialistas sobre la negociación

El presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez.
El presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez.EFE / EPA

Entre los llamados emojis que existen para contestar a los mensajes con caritas hay una con una cremallera a modo de boca. Es la que estos días más se usa en el PSOE. Boca cerrada. Silencio. «Hay que ser discretos y prudentes», repiten los ministros socialistas. «Hay que proteger la negociación para que vaya saliendo todo bien», exponen fuentes implicadas en la misma. Pero aunque la amenaza de una repetición electoral sigue sentada a la mesa, los socialistas no quieren enviar el emoji de la urna con la papeleta. Pese a que no albergan un 100% de certeza, siguen confiados en que hay más opciones de investidura que de elecciones.

«El presidente desborda optimismo», constatan fuentes del Gobierno sobre la posición de Sánchez sobre la investidura. «Tiene plena confianza y tenemos plena confianza en él. Es muy cabezón», sostienen fuentes socialistas. Él mismo lo rubricó desde Bruselas. Tuvo que ser en la capital europea porque el martes en el acto de presentación del pacto con Sumar no se permitieron preguntas. «Lo relevante, lo importante de lo sucedido ayer [por la firma del pacto PSOE-Sumar] es que tenemos la investidura cada vez más cerca». No hizo mención alguna a la exigencia de Carles Puigdemont de reconocer la «nación catalana» en un acuerdo paralelo a la amnistía.

«Aunque está instalado que esto es difícil, veo pocas posibilidades de repetición porque Puigdemont perdería una gran oportunidad», desgranan fuentes gubernamentales. «Se forzará y se llegará a un acuerdo. Con mucha letra pequeña», diagnostican fuentes socialistas.

Dentro de esa «discreción» y «prudencia», no obstante, se deslizan pinceladas que muestran esa convicción en el núcleo duro de Sánchez de que es posible de que «habrá gobierno». «El principio de realidad de las urnas lo que marca es que se necesita el apoyo de otras formaciones políticas que yo deseo y espero que se pueda ir consiguiendo en los próximos días», expuso María Jesús Montero, ministra de Hacienda y una de las negociadoras del PSOE. Una acotación temporal, «en los próximos días», que evidencia la creencia en el PSOE y Sumar de que su pacto de Gobierno pueda precipitar otros «en cascada» con los nacionalistas. También con Junts.

El propio Sánchez considera que entre los «mandatos de la ciudadanía» el pasado 23 de julio está el que «no haya repetición electoral».

" Seguimos trabajando"

«Preferimos que todo esté en la discreción» es el mantra. Bunkerización para salvaguardar ese optimismo y espantar otros comicios. «Las negociaciones para conseguir apoyos parlamentarios siguen, no han parado. Seguimos trabajando, reuniones técnicas», señalan fuentes del Gobierno.

«Todos los acuerdos, sobre todo si son complejos, necesitan trabajo, tiempo, paciencia y discreción. Y en eso estamos, en trabajar mucho, tener paciencia y seguir avanzando», expuso Félix Bolaños, ministro de la Presidencia y otro de los negociadores.

En medio de este compás de silencio, espera e incertidumbre en el seno del PSOE, hay quienes no necesitan esperar a la letra pequeña de un posible pacto sobre la amnistía. Emiliano García-Page, presidente de Castilla-La Mancha y único socialista con mayoría absoluta, alza la voz de manera sostenida manteniendo una posición contraria a negociar con los nacionalistas.

«Sé lo que pide Puigdemont y sé que es intolerable», sentenció en relación a las exigencias sobre la amnistía y que Cataluña sea una nación. Page, con la autoridad que le da su resultado electoral, se erige como la voz de aquellos que no comulgan con las cesiones a un prófugo de la Justicia.

«Mi tesis es que yo no quiero que España esté pendiente de un mando a distancia desde Waterloo y que en este país nos hagan bailar una sardana política a todos», fue la reflexión de Page. Unas palabras que Puigdemont se tomó a mofa: «Que sepa Emiliano que si elige el estilo ampurdanés en lugar del selvatano, no le tendré en cuenta», fue su broma en redes sociales sobre la alusión a la «sardana política».