En la ONU, donde el margen de acción es escaso o ninguno como demuestra la historia cuando afronta conflictos, se imponen los discursos. Pero está claro que las palabras, como los cañonazos, también las carga el diablo.
Que se lo digan a António Guterres, secretario general de la Organización de Naciones Unidas, que este miércoles se vio obligado a hacer una comparecencia ante la prensa para intentar frenar la espiral de repudio y tensión que ha despertado en el gobierno de Israel su discurso del martes en el Consejo de Seguridad en el que mostró comprensión hacia Palestina. Hacia los ciudadanos civiles, no a los terroristas que lanzaron el ataque el pasado 7 de octubre.
El embajador israelí, Gilad Erdan exigió su dimisión inmediata, mientras que, en la misma sesión, el ministro de Exteriores Eli Cohen arremetió contra el político portugués diciéndole, “señor secretario general, ¿en qué mundo vive?”. Como represalia, Israel vetó hoy el acceso al responsable de asuntos humanitarios de la ONU, Martin Giffiths. “Ha llegado el momento de darles una lección”, remarcó Erdan.
“Me sorprende la mala interpretación de algunas de mis declaraciones en el Consejo de Seguridad de ayer como si estuviera justificando los actos de terror de Hamas. Esto es falso y fue todo lo contrario”, subrayó Guterres para tratar de apaciguar las aguas revueltas.
“Al principio de mi intervención, claramente afirme, y citó: “He condenado rotundamente el horrible y sin precedentes acto de Hamas en Israel el 7 de octubre. Nada puede justificar el asesinato deliberado, las heridas y el secuestro de civiles, o el lanzamiento de misiles contra objetivos civiles”, recordó.
Insistió en que en su discurso habló de “los agravios del pueblo palestino”, pero recalcó que, al hacerlo, matizó que “esos agravios no pueden justificar los ataques atroces de Hamas”. Y explicó entonces en su aclaración que “continué refiriéndome a todos los aspectos de la crisis” en Oriente Medio.
“Creo que era necesario dejar las cosas claras, especialmente por respeto a las víctimas y sus familiares”, concluyó su comparecencia ante la prensa, en la que no aceptó preguntas.
Dejó fuera de este comunicado uno de los pasajes de su discurso que más ha encolerizado al ejecutivo de Benjamin Netanyahu. Guterres señaló, tras su severa condena a Hamas, que lo ocurrido no venía de la nada. “Los palestinos han sido sometidos a 56 años de ocupación asfixiante”, palabras que enfureció a los dirigentes israelíes, que hacen de la ocupación algo incuestionable.
“El secretario general, que muestra comprensión hacia la campaña de muertes masivas de mujeres, niños y ancianos, no está capaciado para dirigir la ONU”, replicó el embajador Erdan, que se quedó solo con una parte del discurso de Guterres.
A esa sesión del Consejo de Seguridad asistió Antony Blinken, jefe de la diplomacia estadounidense, que comprendió rápido la tormenta que se podía desatar con el enfado de sus aliados israelíes. Justo después de la intervención del ministro israelí, así empezó Blinken su discurso: “Estamos agradecidos al liderazgo del secretario general en estos tiempos de desafíos increíbles”.
